Un nuevo capítulo se escribe en la historia de crisis e infidelidades en el matrimonio conformado por el príncipe Alberto de Mónaco y la ex nadadora Charlenne Wittstock.
El fin de semana, y en concordancia con el Día del Padre, Alberto fue a alentar al equipo de rugby que jugó la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio y sorprendió que el hermano de Carolina de Mónaco llegó al estadio con sus dos hijitos Jacqques y Gabriella y hubo una gran ausente: su esposa, la princesa Charlenne.
Los indicios que indican una fuerte crisis en el matrimonio se afianzan dado que ya son varios los actos en los que Alberto asiste sin la compañía de su esposa y sólo con los hijos de ambos. Pero en este oportunidad, tomó fuerza la noticia de que Charlenne no se habría quedado en su casa y atribuyen esta nueva ausencia a que "volvió a las andadas", refiriéndose elegantemente a las infidelidades de la sudafricana.
Para preservar la imagen del coqueto principado, desde Palacio informaron que había tenido una infección en sus oidos la que adquirió en un viaje de ayuda que realizó a principios de mayo con el objetivo de preservar a los rinocerontes.
Pero desde el regreso de ese viaje, Alberto, de 63 años, ya participó de varios actos y eventos oficiales y la princesa continúa con su dolencia otorrinolaringológica.
Sin embargo, al día siguiente del partido de rugby, Charlenne, de 43 años, asistió a un encuentro familiar dado que su sobrina Aiva, hija de de su hermano Sean, celebraba su cumpleaños.
Este viaje despertó las alertas siempre latentes de las crisis en la pareja y las escapaditas de la princesa quien demostró su ausencia a los actos protocolares por decisión propia y argumentó no estar de ánimo dado que durante el último tiempo perdió a dos grandes amigos, producto del COVID, además su padre está enfermo.
Más allá de eso, las últimas veces que se la vio, mostró una amplia sonrisa, algo que no es habitual en ella, y un cambio de actitud mucho más positivo.
Alberto de Mónaco tendría otra hija no reconocida
Una nueva demanda por paternidad tiene que afrontar Alberto de Mónaco. Esta vez, una chica de 15 años sería su nueva hija no reconocida, con quien su madre, una brasileña, tuvo un affaire con el príncipe.
Según las informaciones, Alberto conoció a Marzia en una discoteca de Copacabana y se la habían presentado como una diplomática y abogada. El flechazo fue mutuo y el vínculo continuó telefónicamente hasta que éste le pidió que la acompañe a una gira europea. Luego ella regresa a su país natal y siguieron el vínculo a la distancia y fue en uno de esos llamados cuando Marzia le dijo que estaba embarazada. Cuando se produjo el nacimiento de la niña, se interrumpió la comunicación entre ellos.
LP