Esta historia de encantamiento comenzó cuando el rey Juan Carlos en una de sus visitas a España le dijo a Isabel II, "Querida, estás maravillosa". En esa oportunidad la monarca había optado por lucir un vestido de seda azul y blanco con un abrigo a juego, diseñado por primera vez Karl-Ludwig Rehse, uno de sus tres modistos privados. Las palabras del rey español fueron un presagio de la fructífera relación laboral entre su majestad y el modisto que ha fallecido en el día de ayer a sus 82 años.
Fueron muchas las apariciones oficiales en las que la reina Isabel II se dejó ver con su particular estilo al vestir y por supuesto que con los diseños del alemán. Ludwig tuvo su primer acercamiento con la soberana en 1988, cuando después de unas breves vacaciones en España decidió abrir su propia marca de ropa junto a John Anderson.
Ese mismo año, el dúo creativo se aventuró a presentar su colección de verano a Isabel II en el Castillo de Windsor. El primero en ser nombrado como diseñador de la corte fue John Anderson pero meses después, para así un tiempo después el alemán sería proclamado también parte de este título.
Nacido en el seno de una familia de clase media de Essen, Rehsen despertó su interés por la moda desde muy pequeño. Junto a su abuela, con la que disfrutaba de las ferias textiles y de confección, empezó a dar sus primero pasos en la costura. Con pocos años, admitió que su vocación era la de diseñar prendas de sastrería femenina. Es por eso que en Múnich, se lo conoció como el creador de la moda para nobles y estrellas de cine de la época. A principios de los sesenta, luego de unas vacaciones en Londres, decidió quedarse en la capital británica.
Durante casi tres décadas, Karl-Ludwig Rehse tuvo el agrado de presumir que la reina Isabel II vestía todos sus diseños, es así que ambos fomentaron una cercana relación. En 1996, tras la muerte de su compañero creativo, el creador se planteó dejar de lado su posición como diseñador privado de la monarca. Tras estas complicaciones, su majestad lo condecoró cuando lo convirtió en un miembro honorario de la Orden de la reina Victoria.
Esta semana, 28 años después de su primer contacto y trabajo con la monarca, el alemán ha fallecido mientras disfrutaba de un crucero de vacaciones en Grecia.