El amor después del amor, la serie de Netflix que cuenta parte de la historia musical de Fito Páez trae a la memoria momentos oscuros de la vida del músico.
En el proceso de conversión para ser una de las estrellas más importantes de la historia argentina, el rosarino debió enfrentarse a sus peores fantasmas. La ficción que se estrenará el 26 de abril por la plataforma, no sólo cuenta el camino a la producción de El amor después del amor, el exitoso disco del artista, sino también los obstáculos personales que debió atravesar el cantante hasta llegar a encontrar "su luz".
Desde sus inicios en Rosario, su relación con Fabiana Cantilo y la llegada a su vida de Cecilia Roth, El amor después del amor también deja en evidencia la historia familiar de Fito Páez, con un padre sobreprotector y melómano a quien le debe parte de su pasión, así como la ausencia de su mamá Margarita, quien falleció a meses de su nacimiento.
Pero la historia de Fito Páez también está marcada por la vida de Belia y Pepa, su abuela y su "abuela postiza", quienes lo cuidaron incondicionalmente desde la muerte de su mamá y quienes tuvieron un final aberrante, digno de un policial.
El momento más oscuro: cómo fue el asesinato de las abuelas de Fito Páez
El 7 de noviembre de 1986 fue el momento en el que Belia y Pepa fueron atacadas por un ladrón que, con el cuento del tío, ingresaron a la casa haciéndose pasar por plomeros.
En ese momento, Fito Páez estaba en pleno auge y crecimiento y estaba en Río de Janeiro junto a Fabiana Cantilo, su pareja en el momento. Venía de llenar el Luna Park, presentar su último disco era Giros y acababa de grabar La la la junto a Luis Alberto Spinetta.
En medio de esta vorágine, Fito Páez cayó en una profunda depresión y vivió sus años más oscuros, donde hasta su look rockeron y desprolijo exponía lo que atravesaba en el momento.
La muerte de sus dos abuelas fue un golpe del que le llevó varios años salir y no tenía explicación: cuando allanaron la casa de la infancia de Fito Páez descubrieron que no habían robado nada y solamente encontraron un poco de marihuana que fue "plantada" por el asesino.
“Ya no había ningún sentido, mataron a tu familia, ya está. Mi papá había muerto hacía un año. Entrás en unos mambos que no tienen explicación, ni la psiquiatría puede hablar sobre qué le sucede a una persona que queda afectada de esta manera”, dijo el mismísimo Fito en una entrevista con Julio Leiva.
Un año después del crimen, una bailarina trans fue la pista crucial cuando lució un collar de perlas que pertenecía a Belia, la abuela de Fito y que fue el único elemento que faltó en la casa aquel fatídico día junto a un grabador del músico.
El asesino, Walter de Giusti, fue quien le regaló ese collar a la bailarina y el caso quedó cerrado con su arresto, en el que también confesó que había asesinado a otras personas. Lo curioso de todo es que Walter había sido compañero de colegio de Fito Páez.
AL.M