El avión sobrevuela los picos nevados del Sur argentino y el piloto anuncia que en unos minutos aterrizarán en el Aeropuerto Internacional de Bariloche. Barbie Vélez (20) y Federico Bal (25) se miran felices y sellan el momento con un beso más. Con el entusiasmo de siempre, él quiso que su novia conociera la nieve. “¡Este lugar es el paraíso! ¡Es genial!”,coincidieron una vez más al arribar al exclusivo Club Hotel Catedral ubicado en la base del cerro.
“Apenas llegó se instaló para siempre en mi vida... No hay nada mejor que encontrar un amor a medida... Como otras parejas tuvimos historias de celos. Historias de gritos y besos de azúcar y sal...”, se escucha a Sabina cantando estrofas que parecen escritas para ellos. El, cien por ciento carisma y desfachatez. Ella, mezcla de niña y mujer. Se vieron por primera vez en diciembre del año pasado; el 11 de febrero se pusieron de novios, en abril se fueron a vivir juntos y el 13 de junio se comprometieron. “Queriamos dormir todas las noches juntos. Hicimos todo rápido porque yo confío en los impulsos”, asegura “Fede”.
“A mí nunca me había pasado algo así. No podía pensar en conocer a alguien y al mes irme a convivir con esa persona. Porque en mi vida todo debía ser paso a paso. Sin embargo, con Fede estaba tan feliz que todo se dio naturalmente. No sentí que lo que estábamos haciendo era rápido o acelerado. Sentí que tenía que vivir lo que pasaba. Me pareció que no nos alcanzaba con estar juntos sólo los fines de semana y que valía la pena dar un paso más. Y, la verdad, es que desde el primer momento que estuve con él sentí que me hacía muy bien. Descubrí una persona totalmente diferente a lo que yo pensaba que era. Y logró enamorarme muy rápidamente”, dice la bella mujer con voz aniñada. Afuera nieva y la temperatura apenas supera los dos grados. Ellos buscan el calor de un abrazo y los leños crujen contribuyendo a alejar el frío.
“Yo no era precisamente el candidato ideal para presentar a una madre como el novio de su hija. Mostraba una imagen que las personas que me conocian sabían que no era así. Yo nunca tuve pelos en la lengua para hablar de las cosas por su nombre. Y por eso muchos me tildaban de ‘loquito’. Sabía que mi forma de ser o la postura que tenía en la vida, en una familia normal no caía bien. Por eso al principio tuve momentos ásperos con su familia, en discusiones buenas porque mostraba mi verdad. Como en todas las familias en la mía y en la de Barbie hay de todo; conservadores, gente más abierta y fue bravo al principio pero lo superé y hoy todos me quieren. En imágenes los dos éramos totalmente opuestos pero, evidentemente, en la esencia somos iguales. Superficialmente, Barbie es la nuera soñada para cualquier madre y yo, lo jamás soñado”, exclama Federico y su novia rie a carcajadas. Pero luego lo mira, lo acaricia y cuenta su verdad. “El se empeñaba en dar la peor imagen y conmigo cambió mucho... Yo jamás pensé en transformarlo porque, en definitiva, a los dos nos pasó lo mismo y lo que compramos fueron las imágenes que vendíamos. Porque Fede creía que yo era una ‘pendex chetita’, que no sabía decir dos palabras seguidas... Y yo sentí que él era un ‘bardero’ que me atraía pero a la vez me daba un poco de miedo. Para mí era como el novio rebelde que todas las mujeres tienen en algún momento de su vida. Entonces me dije, ‘voy a salir un tiempito...’ Pero jamás pensé que podía descubrir lo divino que es. Yo no apostaba a una relación con él porque nunca me habían gustado los chicos rebeldes. Por ahí me parecía raro, misterioso, y eso quizás me atraía porque era todo lo opuesto a mí...”, confiesa Barbie con su voz segura y sincera.
El también la mira embelesado. Están enamorados y no hay dudas. Los dos hablan sin pausas, se superponen y repiten la palabra amor en cada frase.
“Barbie tiene una personalidad que yo nunca había visto en una chica de su edad. Por un momento, me parecía toda recatadita y, de repente, me sorprendió una loba. Y eso me atrajo muchísimo. La vi con tan poca edad y tan bien plantada en la vida que no lo podía creer. Tiene carácter y grandes convicciones”, asegura Fede con admiración hacia la mujer que recibe cada halago con una gran sonrisa y lo recompensa con un beso.