Angustia, desilusión y dolor, son algunas de las sensaciones por las que pasaron Ximena Capristo y Gustavo Conti durante más de cuatro años, cuando comenzaron a buscar su primer hijo. Juntos desde hace una década y media, la pareja quería cumplir con su sueño de ser padres pero el destino se lo negaba cada vez que el signo menos aparecía en los test de embarazo caseros. Llegaron a pensar que tenían algún problema, aunque ambos se habían realizado estudios y estaban en perfectas condiciones de concebir, y lloraron abrazados durante noches interminables, pero jamás perdieron la esperanza y un día el anhelo más grande de su vida se hizo realidad.
Con emoción Gustavo recuerda con exactitud el momento más grato de su vida. El 26 de mayo la pareja se despertó temprano, Ximena llevaba unos días de atraso en su período y decidieron hacerce una prueba de embarazo. Y, según relata Conti, al minuto apareció el signo “más”. ¿Era un sueño? No, el signo positivo no desapareció y al día siguiente Ximena ratificaría que sería mamá con una ecografía y un análisis de sangre.
“Cuando vimos el ‘positivo’ no queríamos festejar porque tuvimos muchas desilusiones. Luego de abrazarnos y llorar de felicidad, me fui a ver a mi ginecóloga. Le pedí que me hiciera una ecografía y me dijo que no se iba a ver nada; que aún no se iban a escuchar ni los latidos. Me hizo el estudio y me contó que tenía un saquito implantado en el fondo del útero y que estaba todo perfecto. Ahi sí la emoción fue total y hasta le pusimos ‘saquito’ de apodo a nuestro bebé hasta que definamos el nombre”, dice ella con una sonrisa.
—¿Qué nombres tienen en mente para su hijo?
—G: Pensamos en Félix o Roque y teníamos uno más, creo que Bruno, pero ese ya quedó medio descartado
—X: El abuelo de “Gus” se llamaba Félix Roque y llamar así a nuestro hijo es una linda forma de homenajearlo ya que fue una persona muy importante en su vida.
—Ximena, usted lleva 15 semanas de embarazo, ¿Tiene antojos ya?
—Tengo antojos raros. (Risas) Antes moría por lo dulce y ahora le tengo rechazo, no puedo ver un chocolate. ¡Lo que se me antoja son las mandarinas! Gustavo fue muy previsor y cuando se dio cuenta que comía mandarinas hasta en el auto, fue a la verdulería y compró un cajón entero así no tenía que salir a las 4 de la mañana a comprar. Aunque un día tuve antojo de palta y le pedí si me podía ir a comprar una. Y, como es un amor, se levantó de la cama en plena noche y me consiguió la palta.
—Luego de cuatro años de búsqueda, ¿Cómo viven este momento que tanto esperaron?
—G: Con una felicidad plena. Es más, creo que el bebé llegará en un momento justo. Nosotros, como pareja, ya hemos viajado, trabajamos en boliches de noche, hemos desarrollado con humildad nuestra carrera y hoy por hoy ya tenemos nuestra casa. Y ahora que llegó el bebé sólo falta que me llame Adrián Suar (risas) para actuar y se cumplen todos los deseos de mi vida. Quizás si “Saquito” llegaba antes, aunque lo deseábamos, no era el mejor momento. Ambos somos muy creyentes y le hemos rezado a Dios, a los Santos y a todas las vírgenes por este hijo que esperamos.
—X: Para mí este embarazo es mágico. Todos los días me despierto me acaricio la panza, me miro... Me siento plena. Quiero cuidar, criar y estar en todo momento con mi hijo. No quiero que lo crie otra persona, por suerte el trabajo nos está acompañando. Ambos estamos actúando en “¿Y Cómo lo Hacemos?”, una muy divertida comedia de teatro, pero como la trama es la de una mujer que le pide a un ex novio tener un hijo y yo voy a tener que dar un paso al costado porque, embarazadísima, no puedo interpretar al pesonaje.
—Si tuviesen que elegir una cualidad de cada uno para que herede su hijo, ¿Cuál sería?
—X: Sin dudas, que tenga la generosidad de “Gus”, su capacidad de amar, su bondad, su educación, podría decir que tenga todo de él, porque es el hombre del que me enamoré y el que elegí hace muchísimo tiempo para formar una familia. Es leal, correcto, buena gente. Un poco caletón, pero bueno... No se puede ser perfecto (risas).
—G: Sueño con que mi hijo herede el empuje, la garra y el temperamento de “la Negra”, si llega a tener una cuarta parte de eso, se va a comer el mundo. Ella se pone algo en la cabeza y no para hasta que lo consigue. No la detiene nada ni nadie. Tiene un amor por la vida único.
Por Federico Levin.
Producción: Fernanda Vaudagna.
Fotos: Marcelo Dubini.
Agradecimientos: Make up Tati Coronel para Troanes-Coronel. Peinó Cristian Rey. Imperio Indígena. Vov. Peuque. Tamara Coton and God. Mora.