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El martes 4 de octubre, Norberto Oyarbide bajó de su piso de la calle Rodríguez Peña, en el corazón de Barrio Norte, a hacerse los pies y las manos en la peluquería que desde hace unos años está justo debajo de su casa. “Quiero hacerme algo diferente, tengo ganas de cambiar”, le dijo a su estilista, Petrona Solís, oriunda de Avellaneda y madre de dos hijas adolescentes. “Me gustaría un rubio platinado”, especificó el ex Juez Federal, a lo que la especialista retrucó: “¿Un tono parecido a Messi?”. “Sí, como Messi”, respondió “Norbert”, cariñoso apodo con el que sus peluqueras reemplazaron al formal “Doctor”, a pedido expreso del ex magistrado. Ese diálogo fue el que dio pie al cambio de look que sorprendió a los medios que le hacían guardia periodística en la puerta de su casa, para consultarlo acerca de los temas judiciales que lo acechan.
Para sorpresa de sus coiffeurs, el miércoles 5, a las 10:00, Oyarbide llegó puntual para iniciar el tratamiento a base de aclarante. Por molestias en el cuero cabelluda, continuó el platinado al día siguiente. Pago como cualquier mortal: $2.000. “El siempre quiere pagar, dice que es un cliente común. Es muy agradable y simpático con nosotras. Le dimos champagne nosotros esta vez porque él siempre trae. Le dije `tomate un champagne así no pensás tanto en el pelo´”, relató la peluquera, quien prefiere no hacerse fotos con el “Doctor” por miedo a quedar inmersa en controversias políticas. “Debería terminar el tratamiento en 20 días, ojalá que vuelva después de este revuelo que se armó”, dijo Petrona, quien ya tiene preparado un extra brut frío para agasajar a su cliente más famoso.
por Diego Esteves.
