Con cuarenta años en la profesión de couturier, considerado todavía “l´enfant terrible de la moda francesa”, a pesar de sus 64 años y con un nombre que es marca registrada de vanguardia y estilo, Jean Paul Gaultier hizo su paso por Buenos Aires en el marco de su gira latinoamericana que sólo incluyó Brasil, México y la Argentina, poniendo de relieve una vez más que el país vuelve a ser sede de las grandes marcas internacionales. Admirado por Andy Warhol, que lo consideraba un verdadero artista por el nivel no sólo de sus creaciones sino por sus dibujos, le puso faldas a los hombres y “seins obus” (corpiños en forma de cono) a Madonna, para la que diseñó el vestuario de dos tours internacionales, entre muchos otros hitos de su larga carrera que empezó en 1976 y se coronó en 2015 con una gran exposición–homenaje en el Grand Palais de Paris, ingresando así al círculo exclusivo de diseñadores de moda objeto de retrospectivas académicas, como Yves Saint Laurent o Mme. Vionnet.
En su primer día en nuestro país, Gaultier fue homenajeado por el profesorado honorario de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, en una ceremonia que reunió a miles de estudiantes que escucharon al diseñador exponer con toda sencillez, franqueza y en su mejor español, cómo fueron sus comienzos, cuánto le debe a sus primeros maestros —Pierre Cardin y Jean Patou—; las fuentes de inspiración que utiliza para sus creaciones, como la gente de la calle o un color que lo atrapa, por ejemplo el del ladrillo de los edificios londinenses y cómo define el concepto de belleza para lo cual no considera que los parámetros clásicos sean suficientes por lo que escoge para sus desfiles figuras transgresoras como una modelo negra rapada y teñida de rubia en los ´70 o a la barbuda transexual alemana Conchita Wurst para una de sus últimas colecciones. También aconsejó a los futuros egresados sobre la importancia de observar a los maestros, ser apasionados en lo que hacen y en lo que creen y sobre todo trabajar incansablemente.
Esa misma noche, “El Café de los Angelitos”, en pleno centro porteño, se pobló de jóvenes mujeres en corsets y adonis en trajes de marineros, íconos de las colecciones Gaultier, para recibir a periodistas y amigos en el relanzamiento de sus emblemáticas fragancias “Classique” y “Le Male”. Organizado por el “Grupo Mass+” el cocktail convocó a numerosas figuras que lucieron modelos originales del diseñador francés, entre ellas su musa argentina, Milagros Schmoll, que impactó con un vestido de fiesta negro con transparencias, y Carolina “Pampita” Ardohain, con uno de los famosos corsets que llevó con total elegancia. Moria Casán, Marcela Tinayre , Teresa Calandra y Patricia della Giovampaola aportaron el glamour y la distinción que siempre las caracteriza. La “chica” Almodovar (para quien Gaultier diseñó el vestuario de “Kika”) Cecilia Roth fue también de las que no pararon de elogiar al diseñador francés junto a la elegantísima, en impecable Di Doménico.
Distendido, atento todo el tiempo con los invitados y amigos presentes y de muy buen humor, Jean Paul Gaultier dialogó en exclusiva con CARAS.
—¿Cuánto hace que no visitaba la Argentina y qué idea tenía del país?
—Hace casi 15 ó 20 años que no vengo al país y pensaba muchas cosas sobre cómo lo encontraría. ¡Tenía muchas expectativas!
—¿A qué mujer argentina le gustaría vestir?
—¡A la Primera Dama, sin dudas! Mi sueño es vestir a Juliana Awada (41). Tuve la oportunidad de conocerla y me pareció simpatiquísima y sumamente elegante ¡Es magnífica!
—¿Qué profesión se imaginaba Ud. de niño?
—En mis comienzos me gustaba dibujar a las bailarinas del Folies Bergère. Siendo niño, como a los 9 años, conocí esos vestidos espléndidos y quedé impresionado. Entonces, en una clase dibujé una mujer con medias de red. Mi maestra lo vio, me pegó con la regla en la mano y luego me hizo recorrer todo el colegio con el dibujo pegado a la espalda. Al contrario de lo que la maestra esperaba, mis compañeros festejaron mi pasada. ¡Incluso algunos me pidieron que dibuje mujeres para ellos! Ese día algo cambió en mí, algo pasó. Entendí que podía ser querido y a la vez aceptado haciendo lo que amaba.Yo siempre quise diseñar ropa, ya desde los 9 imaginaba vestidos y a los 13 ya dibujaba diseños de indumentaria... Por suerte, mi abuela los guardó y cuando yo tenía 18 años los mandó a la Casa Cardin que enseguida me contrató.
—En su carrera ya realizó numerosas creaciones: ropa, perfumes, botellas de agua mineral y vestuarios para espectáculos... ¿Queda algo que le gustaría crear?
—¡Una revista musical! ¡Sería magnífico! Me encantaría ser el creador integral, es decir, hacer la dirección artistica completa, escribir el libro, diseñar la escenografía, el vestuario y de poder hacerlo, también me gustaría concretarlo acá, ¿Por qué no?
—En 2015 Ud. entra a la categoria “Museo” con la exposición en el Grand Palais y a la vez deja de diseñar la colección prêt-a- porter, ¿Es una coincidencia?
—No, no creo jamás en el azar, la vida es asi, son etapas que uno va atravesando, y es totalmente normal ir dejando etapas atrás y recibir algún reconocimiento.
—¿Su creatividad va de la mano de la provocación?
—No, no creo que sea así en este momento de mi carrera. Es más, aún creo que con los años me he vuelto más politicamente correcto. La espontaneidad es lo mejor para mí. Estoy abierto a todo. La observación me hace pensar. Lo esencial es tener una idea, sentir algo, ver lo que pasa en la sociedad a nivel cultural y político. Siempre estuve inspirado por la rebeldía tanto a nivel mental como a nivel estético. La creación debe reflejar la evolución de la sociedad, lo que le pasa a la gente.
por Daniel Ozan
Agradecimiento: Fotos: Gentileza Grupo Mass+ y Puig Argentina