viernes 19 de abril del 2024
ACTUALIDAD 03-05-2017 10:22

Florencia Peña espera su tercer varón a los 42 años

“Mi bebé se va a llamar Felipe” Galería de fotosGalería de fotos

Enciende las luces y prende una vela. Cuelga su abrigo, acomoda los cajones con velocidad y se “relojea” en el espejo. Está agitada. Mira la hora, chequea el whatsapp de su celular y enseguida da comienzo a su ritual. Saca del bolso un spray de agua termal para hidratarse el rostro, se desmaquilla y encarga su comida de siempre: sandwich de queso y tomate. “No llegaba más, vengo de grabar escenas todo el día desde las 6.30 de la mañana”, explica. De a poco, el aroma del incienso frutal empieza a perfumar el espacio y eso la alivia. En el camarín de Florencia Peña (42) hay toda clase de objetos. Desde una imagen de la Virgen María junto al espejo, coloridos tapices decorados con dioses hindúes y un tazón “deco” grabado con la frase “Live creatively” (Vive creativamente). Rodeada de santos, imágenes de culto y regalos que la nutren de buena energía en el momento más mágico de su presente personal, la actriz, embarazada de su tercer hijo, el primero con el abogado salteño Ramiro Ponce de León (42), irradia plenitud.”Después de casi dos años de intentar, de obsesionarme y no poder quedar embarazada, entendí que por algo no había sucedido antes y que tenía que pasar ahora. Es un momento muy próspero para nuestra pareja. Para “Rama” porque será papá primerizo y para mí es como un volver a empezar. Cuando de a luz van a ser 9 años que fui mamá por primera vez”, dice y asegura que los primeros tres meses fueron intensos. “Sentía náuseas, dolores de cabeza y tenía un sueño atroz. Hoy mi rutina de alimentación es un desastre porque  mi cuerpo me está pidiendo harinas, grasas y mucho queso. ¡Tengo la cara redonda!”, admite.

Restan unos minutos para que se abra el telón y, tras bambalinas, puede sentirse el bullicio que resuena desde las butacas del “Metropolitan Citi”. Florencia se cubre con una especie de faja que disimula su panza de cuatro meses y entre suaves caricias, le habla en voz baja al bebé en camino. “No sé si entiende qué es lo que su mamá sale a hacer todas las noches. Cuando me pongo loca, lloro o me río a carcajadas, entonces le explico que su madre es actriz y que es todo de mentira”, cuenta la artista que encabeza la obra “Los Vecinos de Arriba”, junto a Diego Peretti, y “Quiero Vivir a tu Lado”,  la tira diaria del “prime time” de Pol-ka.

Si bien cada embarazo es un “trip” distinto, dice quien ya es madre de Tomás “Toto” (14) y Juan (8), fruto de su relación con su ex marido Mariano Otero, confiesa que luego de enterarse el sexo de su bebé tras un examen genético volvió a sentir el mismo cosquilleo que en sus primeros embarazos.”Me llamó mi obstetra, Alejandro Ronchi, y me dijo por Whastapp: “¡Pendeja, vas a tener otro varón!”.

—¿Lo vio venir?

—¡Para nada! Mi reacción fue: “¿Cómo? ¿Otro más? ¿No se equivocaron?”, le pregunté. Y se reía. “Son los genes, boluda”, me dijo.

—¿Ramiro, su pareja, estaba con usted?

—Sí y re-copado con que sea un nene. Que su primer hijo sea un varón... Imaginate. Que lleve su apellido y toda esa cosa de virilidad y de seguir la descendencia es una gran noticia para él. Tenía muchas ganas de ser papá, en Salta todos sus amigos ya son padres de tres o cuatro pibes. Fuimos juntos al lugar en el que me hice los exámenes genéticos de mis anteriores embarazos y, como cábala, volvimos. Fue todo muy rápido porque ahora existe un examen nuevo en el que te envían la sangre a Estados Unidos y analizan tus genomas. No tenés que llegar a una punción que es bastante invasivo y te dicen el sexo además de otras cosas. Por suerte no nos adelantamos a comprar nada hasta no estar seguros de qué era pero me comía la ansiedad. El primer regalito que recibimos fue una ropita unisex de Diego Ramos.

—¿Su instinto de madre se inclinaba por la nena...?

—¡Era mi deseo! No sé si mi instinto o mi intuición. Lo deseaba mucho y cuando me dijeron que era varón me sorprendí. Después me re-copé obviamente porque siempre fui mamá de varones y no conozco otra cosa. Toto y Juan están felices porque su papá ya tuvo una nena así es que querían un varoncito para jugar, sobre todo Toto que es re deportista. Ya juntaron una pila de camisetas para su hermanito, del Barcelona, del Manchester y “del Rojo”, claro.

—¿Ya tiene el nombre elegido?

—¡Felipe! Al principio a mí y a Ramiro nos gustaba Milo. Pero estábamos con un problema con el nene más chico que no le gustaba pero para nada; le parecía un horror, espantoso. Y no lo quisimos dejar afuera de la elección así que negociamos y nos decidimos por Felipe. El apellido Ponce de León no es fácil de combinar y ahora por ley tenés que ponerle el apellido de la madre también así es que nos encantó.

—En el camino se topó con muchos “no”. ¿Imaginó que pasó casi dos años sometiéndose a distintos tratamientos como la inseminación o la fertilización para embarazarse?

—Sí, porque yo siempre fui muy fértil… Mis dos hijos vinieron de una manera muy rápida. Era algo nuevo para mí y dije vamos a probar... Pero fue un camino bastante duro de muchos estudios y muchos médicos. Primero me hice tres inseminaciones y luego una fertilización. Me sentía mal con mi cuerpo, estaba hinchada, malhumorada. Y con tanta hormona artificial mis pechos no aguantaban; te matan. Pero sin dudas lo más doloroso era la espera, el saber si había prendido, si sucedía, si no… No era para mí y creo que no lo es para ninguna mujer. Me obsesioné mal y me volvió un poco loca todo el asunto. Inmediatamente hice un trabajo conmigo para bajar los decibeles y la ansiedad. Decidí soltar y pensar “alguien lo va a decidir por mí y no soy yo”. Y si no es, no será. Con “Rama” hicimos vida de novios y la pasamos bomba, fueron seis meses de “¡pe pe pé!” y de repente sucedió.

—En esa búsqueda le detectaron Trombofilia, una enfermedad que puede causar problemas severos al bebé…

—Sí, fue de arranque en una de las primeras consultas. El médico me dijo que había un par de cosas que no le gustaban y me hizo una serie de exámenes para descartar Trombofilia y ¡pum! dio positivo. Cosa rara porque yo no lo había tenido con mis otros dos embarazos. Desconocía de qué se trataba, no tenía la más remota idea. Y en mi caso puntual me explicaron que tiene dos componentes: adquirida y hereditaria. En algunos casos puede ser sólo adquirida y en otros hereditaria pero yo tengo ambas.

—¿Se asustó..?

—No, porque no soy miedosa. El único temor lógico en un embarazo de riesgo a esta edad es que no exista ninguna complicación y que el bebé esté bien. En los otros dos embarazos no se me cruzó jamás pensar que le podía pasar algo al bebé o perderlo. En esta situación sos un poco más consciente de que hay que estar alerta. Pero estoy re tranquila porque entendí perfectamente que con la heparina los bebés nacen estupendamente, que es un líquido que debo inyectarme en la panza una vez por día. Desde el primer día de embarazo hasta el último. Me la doy entre el mediodía y la tarde. Me inyecto y sigo mi rutina normal.

—¿Le resulta doloroso pincharse?

—Tengo mis momentos en los que me duele más o menos. Cuando estoy más sensible o estoy muy cansada, ahí me da mucho dolor. Tuve que aprender a dármela yo sola y encima soy de las que ve una aguja y se muere, así es que tuve que superar el tema jeringa a la fuerza. Ramiro siempre está controlando y pendiente de que me haya puesto la heparina, con eso es súper riguroso. Fue tremendo pero es para que mi bebé esté bien. Un día me inyecté al lado de Juan porque él quería ver y le expliqué todo. Lo súper entendió y me dijo: “¡Ah, mirá!”.

—¿Además de las inyecciones o “moretones de amor”, como usted los llama, debe seguir otros cuidados durante el curso del embarazo?

—Todos los días tengo que tomar levotiroxina, por un problema de tiroides. Me lo detectaron en los primeros exámenes que me hice cuando empezamos con la búsqueda y queríamos saber dónde estábamos parados. Es una hormona para la tiroides que no tiene que ver exclusivamente con el embarazo. Tengo que tomarla media hora antes, como mínimo, de comer cualquier comida y hora y media si quiero comer fibras y frutas, así es que casi no desayuno en casa. Eso lo tengo que hacer durante toda la vida.

—Durante la producción fotográfica familiar su hijo menor, Juan (8), se desenvolvió con soltura…

—Sí, él tiene esa cosa de artista y de personaje súper desfachatado. Va, viene, mientras “Toto” estaba en la suya con el teléfono, pidió sacarse fotos solo mientras yo me cambiaba. Y me re-criticaba cuando me sacaban fotos: “Mamá esa cara,¿ Te parece? ¡Ay, ya saliste con la boquita..!”, decía. Estudia teatro, le gusta bailar pop y es fanático de Justin Bieber, ya se desencantará. Juan es un pibe muy libre y aprendo todo el tiempo de su libertad y de cómo es tan seguro y cómo se planta y dice “¡Quiero hacer esto!”, o vestirme de tal manera. Me critican mucho porque cuento algunas cosas de él pero los padres no podemos obstruir cosas que son así. A él le gusta mucho el rosa, los colores fuertes y a veces se viste con colores que para mí son incombinables. En algunas ocasiones veo hasta ridículo lo que se pone pero tiene mucha personalidad para llevarlo. Jamás pude comprarle ropa porque le gusta ir, elegir y hablar con las vendedoras. Siempre me roba cosas del placard, entro a su cuarto y está lleno de cosas mías. Se pone unas pulseras negras con tachas con la que se hace collares y de más chico me robaba un “clutch” dorado que usaba de cartuchera para el colegio. Usa mis carteras, las que son tipo bandoleras y a veces me saca zapatos. Tenemos un gran Edipo nosotros. Por suerte como mamá jamás viví una situación en la que me enterara que él se sintiera juzgado o que le hicieran “bullying”. Hasta ahora no sucedió. Él tiene una personalidad en la que no le da cabida a que nadie le diga nada. Es muy líder y su locura es hermosa.

—En una oportunidad confesó que el menor tenía explotado un costado más femenino...

—Sí, hay hombres que tienen un lado femenino más desarrollado y está buenísimo. Para mí esos hombres son muy atractivos porque tienen algo que siempre reclamamos las mujeres, sensibilidad, en eso mi hijo es perfecto. Yo no sé qué es lo que él va a elegir con su sexualidad el día de mañana pero no es algo que me desvele o me importe. Lo que él haga o deje de hacer lo va a decidir él y si yo estoy o no de acuerdo es un problema mío. Yo estoy para acompañarlo. A Juan le gusta mucho el color rosa sin ninguna connotación sexual en eso. Es un color que le gusta y me dice: “Mamá ¿Cuál es el problema de que me guste el rosa o que tenga una tablet con una funda de ese color? Si yo no le hago mal a nadie, ¿Hay algún problema?”. Y ahí es cuando pienso tiene 8 años y me está hablando a mí de libertad. Yo no fui criada con esa libertad, sino más ortodoxamente porque aunque era artista y todo, mis viejos eran tipos más estructurados.

—Y “Toto” es la antítesis...

—Claro, a él para venir a hacer las fotos le tuve que pedir especialmente y aunque sé que no le gusta me dijo que sí y lo valoro mucho. Ser “hijo de Florencia Peña” es algo que siempre le pesó y hoy se potenció con el uso de las redes sociales porque se entera de todo lo que digo o hago. No me olvido más cuando me acompañaba a la noche al teatro Lola Membrives, en “Sweet Charity”, me agarraba de la pollera a la salida y me decía “¡Vamos mami!”. No soportaba que me pidieran fotos o autógrafos. Juan en cambio se pone adelante de la foto y hasta tuvo una época en la que le decía a todo el mundo que era mi hijo. Estábamos en la playa y a cualquier desconocido que se cruzaba le decía: “Yo soy el hijo de Florencia Peña”.

—¿Sueña con el bebé en camino?

—Todavía no... Pero sí pienso y me da mucha intriga cómo será un hijo con “Rama”, que tiene rasgos más definidos. El tiene una piel un poco más mestiza, ojos muy claros, es medio rubio y muy alto. Entonces hay algo de ese cambio que me da mucha curiosidad. Mi mamá me cuenta siempre que lo único que quería es que yo tuviera linda nariz y la vida la ayudó. ¡Mirá lo que es, un porotito! Y yo pienso lo mismo con los ojos del padre. Ramiro tiene dos faroles transparentes celestones que me encantan... Asi es que voy a rezar para que le salgan claritos. Le va a ir mejor en la vida con ojos celestes. Con las chicas sobre todo…

—¿Cómo concibe la maternidad después de los 40?

—Como una bendición. Es una edad hermosa para ser mamá. Hay algo de lo entendido en la vida, de haber transitado, de haberte equivocado, levantado, de que si hiciste bien las cosas, después de los 40 estás en el lugar en el que querés estar. A los 20 ni hablar, estaba en Júpiter y a los 30 todavía estás en la búsqueda. Hoy siento que ésta soy yo, le guste a quien le guste. Esta es mi vida, acá me gusta estar y no tengo que demostrarle nada a nadie y no pierdo ni gasto energía en cosas que no son importantes.

—¿El embarazo disminuyó el deseo sexual en la pareja o es un mito?

—A mi nunca me pasó eso. Al principio quizás sí porque te sentís mal y no te dan ganas de nada. Te sentís como enferma, molesta. Pero después pasa. Cada embarazo es distinto. Ahora estoy igual que siempre con la diferencia de que con tantas horas de trabajo llego mucho más cansada a la noche. Y yo soy bastante nocturna; en las noches siempre estoy como encendida. Pero ahora buscamos otros momentos. Los dos somos muy pegotes, nos gustamos y nos lo decimos permanentemente. “Rami” me super piropea, me hace sentir linda, única y me dice cosas que no puedo contar. (Se sonroja) Ahora que casi volví a ser “la pechocha” está agradecidísimo. ¡Pero estoy grande para tanta teta! Es una cuestión hormonal que tiene que ver con la glándula que no paró nunca de crecer. Ya estaba bastante “tetona” ni bien quedé embarazada así es que me la veía venir.

—¿Existió una propuesta de casamiento formal?

—¿Querés decir si se arrodilló? Mide 1.95. Si se arrodilla… Hasta que se vuelve a parar, imaginate. Yo no soy una mujer fácil de sorprender porque siempre estoy controlando todo y las cosas en nuestra pareja las decidimos entre los dos siempre. Es algo que veníamos hablando y que teníamos planeado hacer el año que viene, sin pensar en que seríamos papás. Ahora veremos qué pasa, la energía está puesta en el bebé y en este momento tan especial.

—Actualmente está construyendo una casa en Salta con Ramiro. ¿Tiene planes a largo plazo de mudarse allá?

— No podría irme a vivir a Salta, ni pensarlo a largo plazo. Sí ir y venir como lo hago desde hace 4 años. Porque necesito laburar, no solamente porque me hace bien sino porque vivo de lo que hago. Ya nos mudamos a un departamento allá y además estamos terminando una casita en otro lugar de Salta súper lindo, rodeado de naturaleza.

—Hace 10 años consultó a una vidente que le advirtió que la visualizaba sentada frente a unas montañas, con agua en sus pies y peinando los rulos de una niña. La casa ya la tiene....

—¡Y la nena no es ésta! Aunque sí le pegó con la casa y a casi todas las cosas que me dijo. A menos que mi hijo salga con rulos y de atrás parezca una nena…¡Que también es una posibilidad, ojo! (Se ríe)

—¿Cree que todavía puede cumplirse esta predicción o ya se resignó?

—Ni quiero pensar que viene uno o una más... ¡Me muero! Me parece que no... Es mucho ya un hijo más, pero no voy a decir nunca porque las cosas a veces no suceden como uno más lo espera.

por Sabrina Galante

(Producción: Jorge León)

Fotos: Gabriel Machado para Estudio MCM

Producción: Jorge León

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