El suspenso se hizo sentir cuando Mauricio Macri amagó una excusa: “Estoy complicado para bailar con la banda”, dijo al micrófono desde el balcón de la Casa Rosada, mientras los miles de militantes que poblaron Plaza de Mayo le pedían que baile. “Sí se pudo, sí se pudo”, coreaban, mientras Macri asentía con la cabeza. “Le prometí a la presidenta (Michelle) Bachelet bailar con ella así que la tendría que ir a buscar”, bromeó con su esposa al lado, a quien entregó la banda presidencial, que ella dobló con prolijidad de sastre. El clásico de Gilda, “No me arrepiento de este amor”, marcó el ritmo del baile y Mauricio empezó a abanicar sus manos mientras la multitud se movía con él. Luego vinieron algunos de sus clásicos pasos como el “pavoneo” y la “marcha atrás”, una marca registrada de cada festejo del flamante presidente. A metros suyo, María Eugenia Vidal también ensayaba una coreografía bastante más coordinada que la de su jefe político, mientras Marcos Peña se refugiaba en un enérgico aplauso. Awada conservaba las formas de primera dama, ya con su hija, Antonia, fuera de escena, algo cansada después de tanto trajín. Pero la que dio la nota fue Gabriela Michetti, quien estaba al lado de Awada y le sostenía el micrófono a Mauricio. Fue entonces que, al estilo de un karaoke masivo, entonó al pie de la letra la canción de Gilda, en una performance que sorprendió hasta al mismísimo Marcelo Tinelli: “La quiero a @gabimichetti en el Cantando y a @mauriciomacri en el Bailando”, tuiteó en ese instante el conductor de Showmatch, que seguía desde la transmisión televisiva la asunción.
En medio de su show, Macri miró hacia el costado y tanto su esposa, como Michetti, su pareja, Juan Tonelli, Vidal y Peña, ya habían abandonado el balcón que para ese entonces ya se había convertido en un escenario artístico. Fue entonces que Macri saludó indicando que debía volver al interior de la Casa Rosada para agasajar a sus invitados.