Fueron semanas de trabajo extenuante, con escaso tiempo para todo aquello que no fuera abocarse a sus tareas como Vicejefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Claro que para Diego Santilli (48) la familia también es una prioridad, razón suficiente como para escaparse, al menos por un fin de semana, junto a su esposa, Analía Maiorana (41), y sus respectivos hijos a descansar frente al mar.
Habitués de la ciudad costera, Pinamar fue una vez más el destino elegido por la pareja. El sábado 16 y el domingo 17 de enero hubo mimos entre la enamorada pareja pero, en especial, las atenciones estuvieron centradas en sus herederos. Tal es así que la pareja fue acercándose a diferentes paradores con un único objetivo: que sus hijos pudieran reencontrarse con amigos y conocidos.
Para alegría de sus padres, tanto Lola (16) como Malena Terra (11), las hijas de Analía, se llevan de maravillas con los tres hijos de Diego, Teo (13), Nicanor (11) y Tonio (5). “Quisimos tener al menos tres dias para nosotros. Tanto mi año como el de Diego se viene muy intenso”, asegura Maiorana, quien se encuentra cada día más abocada a la actividad social y, especialmente, a su inminente proyecto de desarrollo familiar, dirigido al ámbito de la vulnerabilidad emocional.
La ex modelo y el hombre del PRO, en el pasado noviembre celebraron su primer año de casados. “No soy de esas personas que dicen: ¡Es la fecha, vamos a celebrar de tal manera! Pero sí hubo un regalo. Para nuestro aniversario de bodas Diego me sorprendió con un anillo. Y fue como volver a casarnos; como renovar los votos de matrimonio. Somos dos personas muy románticas. Sentimos que nos conocemos de toda la vida, quiera o no, esa es la sensación que tenemos”, se sincera Analía.
Desde que comparten el mismo camino, lograr una familia ensamblada se ha convertido en fuente de incontable satisfacción para la pareja. “Los dos venimos de mundos fuertes y cada uno con sus hijos de anteriores matrimonios. Y para cualquier persona que se separa, el volver a formar una familia ensamblada es una gran felicidad. Pero creo que, en nuestro caso, la clave fue y es el ser compañeros. Reconozco que lejos de sentir estrés, me encanta ser la mujer de un político. Fue una elección. Yo lo conocí a Diego siendo así, dedicado a su trabajo y él también me eligió siendo como soy. Eso nos nutre y permite que uno le aporte algo al otro”, asegura Maiorana, quien el lunes 18 regresó a Buenos Aires junto a su esposo, dado que Santilli debía estar presente para una sesión extraordinaria de la Legislatura Porteña. “¿Si fantaseamos con un hijo? Bueno, es la pregunta del millón... ¡Aunque no es algo que hoy nos desvele! Por ahora somos nosotros cinco y esa es nuestra elección”.