Museos, fábricas y un mercado de alimentos y flores. La visita de Máxima y Guillermo de Holanda a Munich ha sido de lo más ecléctica y variada. Los reyes fueron muy bien recibidos por el pueblo alemán, que los esperaba en las calles de la capital del estado de Baviera.
Con la gran sonrisa que la caracteriza, Máxima saludó al público y agradeció los aplausos y las flores que les ofrecían. La primera parada del recorrido que concluirá hoy fue el museo Alte Pinakothek. Allí, la pareja posó en un enorme marco instalado en una de las salas. Divertidos, se prestaron al juego de protagonizar una "pintura viviente" y salir del cuadro, con un pequeño salto. A continuación, inauguraron la sala de pintura barroca holandesa, un estilo del siglo XVII.
Los reyes de Holanda también visitaron el centro de distribución de BMW y ella se dio el gusto de probar uno de los autos. La jornada incluyó un almuerzo con Horst Seehofer, el ministro de Baviera, y un paseo por el Viktualienmarkt, un tradicional mercado de la ciudad, donde se comercializan frutas, quesos y flores, entre otros coloridos productos.
Para su visita, la reina seleccionó un vestido de Natan, en color grosella, combinado con una pamela y cartera de mano a juego. Luego, lució un conjunto en gris y ocre, en el que se destacaba el tapado con apliques de Claes Iversen.






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