A pesar de ser muy chiquito y no poder expresar con palabras la enorme alegría que sintió al ver a su padre, Diego Maradona, el pequeño Dieguito Fernando Ojeda, le demostró la felicidad a través de sus enormes ojos. Apenas vio a su papá, le estiró los brazos y se fue con él, como si hubiese sido ayer la última vez que estuvieron juntos. Sin embargo, hacía muchísimo tiempo que padre e hijo no estaban frente a frente. Incluso, el pequeño este año comenzó el jardín de infantes y también fue sometido a una intervención quirúrgica y en ambas ocasiones sólo la madre estuvo a su lado ya que Diego se encontraba a miles de kilómetros, trabajando en Dubai.
Pero el abrazo del reencuentro fue interminable y demostró que entre ellos el tiempo y la distancia son sólo palabras, que el vínculo traspasa todo lo previsible y que el amor permanece intacto. El encuentro estaba previsto para compartir el domingo, día del padre. Pero una inesperada pero pasajera indisposición en la salud del niño, hizo que el encuentro se tuviera que postergar por un día más.
Fueron Carlos y Rufina, los padres de Verónica Ojeda los encargados de llevar al más pequeño de los Maradona a la casa que Diego tiene en Villa Devoto, porque "Vero" no quería cruzarse con la actual novia del Diez, Rocío Oliva. Y los abuelos, dispuestos a todo con tal de ver la sonrisa en el rostro de su amado nieto, no lo dudaron ni un instante, y allá fueron. Y fue así como el día de la Bandera fue el momento en el que se concretó el encuentro.
Después de compartir un largo rato de intimidad, risas y juegos, el astro se despidió del niño en la puerta de su casa, sin dejar de mirarlo ni un instante. Embelesado, lo llenó de besos y lo apretó entre sus brazos. "Dieguito me hace muy feliz y cuando no estoy cerca suyo, lo extraño", afirmó el ex futbolista y agregó: "Este encuentro entre nosotros fue fantástico".
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