Los preparativos en la antesala al mar de su casa de Punta Piedras insinuaban algo. Las velas del kitesurf echadas sobre la arena, idas y vueltas inquietas a la orilla para constatar el estado del viento, los consejos sabios del dos veces campeón mundial de kite, Martín Vari (34)... Todos condimentos que de pronto se explicaron cuando asomó desde el interior de la casa la rubia cabellera de Lucía Radeljak (29), la novia de Eduardo Costantini (70), un apasionado como pocos del agua, del viento y de la audaz disciplina náutica. Una pasión que el empresario le fue transmitiendo a su pareja, tan deportista y cultora de la vida sana como él, y que Lucía ya había practicado en aguas no tan exigentes como las de Río de Janeiro. Pero lanzarse con el kite al revoltoso mar de Punta Piedras no es para cualquiera, y ese fue el reto que asumió la ex JP Morgan y Licenciada en Relaciones Internacionales.
El ventoso atardecer del jueves 29 quedará en el recuerdo imborrable tanto de Lucia como del exitoso desarrollador inmobiliario. Precavido y sabedor de los riesgos que podía deparar la aventura, Eduardo le pidió a Martín Vari que siga de cerca las movimientos de ella y la asista ante cualquier contingencia. Vari salió a andar entonces a una distancia prudencial de Lucía, quien decidida se internó casi un kilómetro dentro del mar. Por momentos hubo situaciones de incertidumbre que Eduardo compartía relatándolas con un asistente. “Ahora está derivando, ahi va Martín, tiene que tener cuidado de que no se le enrieden los cables. Pero él es un campeonísimo”, señaló Costantini cuando su novia no podía enderezar el rumbo y se internaba cada vez más mar adentro. La odisea habrá durado unos treinta minutos, y exigió casi al límite la resistencia física de Lucía.
Hasta que el empresario dio la orden de salir con la camioneta hasta las playas de Manantiales, a unos 600 metros de su residencia, donde su ojo avezado le decía que iban a “desembarcar”. Y así fue, Lucia llegó extenuada detrás de Vari, quien volvió a internarse unos metros nadando para recoger la tabla que se le había caido a ella en el final del desafío. “¡Bravo amor!”, fue la frase con la que Eduardo recibió sonriente a su pareja, y acto seguido la recompensó con un tierno beso. “¿Pero si es lo mismo que vos hacés siempre?”, lo desafió ella, y él puso las cosas en su lugar. “Sí, pero yo tengo cuarenta años de mar y vos recién empezás”, le dijo él para darle a la aventura el valor que se merecía.
Inseparables y compinches, fue hace un año, durante el Sunset estival de Revista CARAS en Punta, que Eduardo presentó oficialmente a Lucía como su nueva compañera. La había conocido en el invierno porteño del 2015, en una muestra de arte en su museo Malba. Lucía es de ascendencia croata, y se amoldó de la mejor manera a los codigos de vida del empresario. Llegaron a Punta antes de la Navidad, y el viernes 23 fueron los anftriones de un sunset exclusivo realizado en el complejo Las Garzas, esas 240 hectáreas de Naturaleza virgen que Consultatio desarrolló en Garzón. Y entre tantas cosas que los unen, los deportes náuticos y sobre todo el kitesurf son un punto de conexión permanente. Capaces de generarles una jornada con tanta emoción y adrenalina que tuvo el esperado final feliz.
por Carlos Cervetto
(desde Punta del Este)
FOTOS: F. DE BARTOLO/PERFIL