Además de heredar la vocación actoral por raíces familiares, ya que es sobrina nieta de María Luisa Bemberg, Paula “Puli” Demaría (40) tenía la costumbre desde pequeña de organizar con devoción sus cumpleaños. Como su fecha es en noviembre, trasladaba su festejo a cada enero de Punta del Este, donde ella misma hacía sus “enganchados” y llegó a reunir hasta a 500 invitados. De su primer matrimonio tuvo a Silvestre (14) y a Santos (11), y trabajando de organizadora de eventos, su primer profesión, conoció a quien hoy es su marido, el deejay Martín “Chule” Bernardo (38). “Nos enamoramos perdidamente, el deejay con la wedding planner”, recuerda sobre una relación que terminó cambiándole la vida. Porque “Puli” quiso aprender los secretos de la bandeja, y “Chule”, después de testearla para saber si tenía oido o no, le transmitió tan bien sus conocimientros que terminó descubriendo en su mujer a una potencial colega. “Ser deejay es lo mejor que me pudo pasar. Amo ser madre, pero cuando cada noche me tengo que ir a laburar lo disfruto mucho. Como estudié tantos años actuación, encaro cada fiesta como una performance o una pieza de teatro. Lo mejor que puedo escuchar cuando salgo de una fiesta es que la gente diga “no se que música pusieron, pero estuvo buenísima”. Desde que pongo ‘Play’, cada fiesta pasa a ser responsabilidad mía”.
Orgullosa de ser la única deejay mujer del Grupo Sarapura, empresa dedicada a la musicalizacion de fiestas y eventos, y uno de cuyos dueños es su marido, “Puli” aplica lo que denomina “visión de fiesta”. Esto es, “llevar la música armada en tu cabeza, pero después rumbear de acuerdo con las sensaciones. Cada cliente y cada fiesta es un mundo aparte, tenemos la obligación de ser versátiles y adaptarnos a todo”, revela la mujer que en el reciente verano de Punta del Este musicalizó el brunch CARAS Summer, la fiesta de Chandon, el evento de Ginebra, y los cumpleaños de “Nacho” Viale (35) y de “Pampita” Ardohain (39). Con “Chule” tuvo dos hijos más, Félix (8) y Florian (6), y muchos trabajos los comparten a dúo como buen matrimonio. “Nos amamos mucho, él es mi jefe y laburamos muy bien en equipo”, sostiene. Y agradece tener ocupados “todos” los fines de semana del año, aunque con “Chule” se reservan seis fechas en las que jamás trabajan: “Siempre estamos disponibles, salvo en Navidad, Año Nuevo y para los cuatro cumpleaños de los chicos. Sea quien sea el cliente, la familia está primero”.
Por: Carlos Cervetto
Fotos: Pablo Kreimbuhl