jueves 14 de agosto del 2025

Cuando una hermana fallecida marca el camino hacia la vida: testimonio de una adicción detrás de Otros Ojos

A través del espacio Otros Ojos Mirada Holística, Augusto Castrillo y Belena Di Marco guían procesos de transformación basados en las Constelaciones Familiares. En esta nota, Augusto comparte su historia personal: un recorrido desde la oscuridad de la adicción hacia la luz del alma, gracias a la fuerza sanadora del amor sistémico. Galería de fotosGalería de fotos

Cuando una hermana fallecida marca el camino hacia la vida: testimonio de una adicción detrás de Otros Ojos
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Cuando la vida se mira con otros ojos, algo profundo comienza a sanar

Existen momentos en la vida en que todo parece derrumbarse. En esos momentos, muchos buscan ayuda. Algunos la encuentran en la ciencia, otros en el silencio. Y algunos pocos, muy pocos, tienen el coraje de mirar hacia su origen. Las Constelaciones Familiares nos invitan justamente a eso: a observar con otros ojos los vínculos que nos preceden, nos forman y nos habitan, incluso cuando no los conocemos. La historia que estás por leer es la de un alma que despertó a su verdad al mirar de frente el destino de una hermana fallecida. Es también la historia de un hombre que, al recordar, volvió a vivir.

Cuando una hermana fallecida marca el camino hacia la vida: testimonio de una adicción detrás de Otros Ojos

- Testimonio de un despertar

"La primera vez que me hablaron de Constelaciones Familiares no le di ninguna importancia." Era una tarde de junio de 2016. Me encontraba en la casa de mis padres, adonde había regresado después de dejar mi departamento por causa de mi adicción. La situación se había vuelto insostenible, y no tuve más opción que dejar de vivir solo.

El sol brilló desde ese primer día y durante todo ese mes. Parece un detalle menor, pero no lo fue. Estar al aire libre en el parque de mis padres me ayudó enormemente. Leer bajo el sol me permitió procesar, lentamente, lo que estaba atravesando.

En ese contexto me llamó un amigo de Bariloche. Estaría en La Plata y quería verme. Le conté que pensaba internarme, que ya no daba más. Su respuesta me descolocó: “No te internes, andá a constelar”. Me sugirió otra vía. Pero yo no quería hacer nada. Solo deseaba encerrarme y que otros resolvieran por mí. No quería asumir la responsabilidad de mi vida.

Mi vida estaba al borde de romperse del todo. No había salida, sentía que me había tocado perder. Una mañana, después de un fin de semana de consumo, me miré al espejo. La imagen que vi fue una sombra gris. Ya casi nada quedaba vivo en mí.

Hoy entiendo: adicción, falta de madurez, rechazo a la responsabilidad… era un diagnóstico claro: una profunda implicancia con el dolor de mis padres. Pero en ese momento no conocía nada de esta mirada. No sabía lo que era la mirada sistémica, ni las constelaciones familiares.

- El taller que lo cambió todo

Llegué al taller porque una chica, Ana Laura, me había insistido. Lo confieso: mi único interés era compartir un rato con ella. Aunque sí me intrigaba que compartiera el mismo nombre que mi hermana fallecida, de cuya historia acababa de enterarme.

Cuando el facilitador comenzó a hablar, algo en mí se reconectó. Sentí que mi alma recordaba. Con cada palabra, crecía mi sorpresa… y mi certeza. Interiormente supe: “Toda mi vida me preparé para esto. Yo me voy a sentar en esa silla, voy a hacer la formación y voy a facilitar talleres.”

Esa noche, después de enterarme de la historia de mi hermana, le dije a mi madre: “No soy el tercero, soy el cuarto. Y desde ahora, ella ocupa un lugar en mi vida. No somos tres hermanos. Somos cuatro.”

Nadie sale igual de un taller. Yo no fui la excepción. Salí transformado.

- Volver al origen para volver a nacer

Volver a vivir con mis padres fue el primer paso para la sanación. Para volver a empezar, tuve que regresar al origen. Y fue allí, en el hogar de mi infancia, donde encontré el amor que necesitaba para reconstruirme.

En aquel taller descubrí la implicancia que tenía con mi hermana fallecida, Ana Laura. “Miraba su destino en lugar de mis padres. Miraba la muerte y le hacía lugar a través de mi adicción.” Pero cuando escuché, de boca de su representante, que ella estaba en paz con su destino, algo se rompió… o mejor dicho, algo se liberó.

“Ella vive en mí, pero ya no como una compulsión hacia la muerte, sino como una fuerza motriz de pura vida.”

- Reconocer para vivir

Esta es una historia de transformación. De las que no se olvidan. Porque habla del amor, del amor que sana cuando se lo mira con respeto y se le da un lugar verdadero. Las Constelaciones me mostraron que podía volver a mirar mi vida con otros ojos. Y por eso nació el espacio que hoy compartimos con Belena.

Gracias, querida hermana, por ayudarme a despertar.

Pensamiento final: toda adicción es un intento inconsciente de pertenecer. Y todo dolor profundo, una fidelidad ciega a algo que no fue resuelto. El alma no olvida a quienes fueron excluidos. Así actúan los órdenes del amor. Exigen completitud. Exigen verdad.

Cuando Augusto miró a su hermana fallecida, no desde el dolor, sino desde la honra, interrumpió una repetición y abrió el camino a su propia vida. Y ese es el movimiento esencial que las Constelaciones proponen: devolver lo que no nos pertenece, para poder tomar lo que sí.

El amor no necesita sacrificios. Necesita lugar.
Y cuando el amor encuentra su lugar, la vida fluye, sin necesidad de redención.

Para contactar con Otros Ojos:

  • Instagram: @otrosojos_miradaholistica
  • WhatsApp (consultas y turnos): 221 561 6852 (Augusto)
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