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“El éxito definido por la sociedad está determinado por los logros externos y por aquello que se espera de uno. El camino del Desarrollo Personal y la Espiritualidad no es ajeno a los mensajes del marketing exitista: ‘para lograr paz, haz esto o aquello; para lograr abundancia haz esto otro; para encontrar luz interior, existe esta receta’. ¡Como si de logros automáticos se tratara!
La mujer es la aliada de la vida, el canal creador por excelencia: dale sólo una célula a una mujer, y ella podría potencialmente convertirla en otro ser humano. No tomamos consciencia de la capacidad creativa que posee en su fisiología, ni mucho menos de cómo esto repercute en las demás áreas de su vida.
Fuimos educadas para despreciar esa naturaleza, avergonzarnos de ella e incluso temerle, durante generaciones enteras. Sin embargo, persiste, cíclicamente, haciéndose notar en nuestras vidas, cada vez con mayor fuerza.
Desde una mirada holística, existe en la mujer, como expresión antropomórfica de la energía femenina, una tendencia espontánea a la empatía, el cuidado del otro, la conexión con el mundo emocional, con la profundidad del inconsciente, con el mundo simbólico, con lo intangible, lo receptivo. No necesitamos ‘aprenderlo’, ya viene con nosotras este aspecto ‘espiritual’.
Por eso, podemos observar que muchos líderes religiosos o espirituales son varones, pues el camino espiritual (originalmente) fue una invitación a despertar en el varón las características femeninas, para lograr la unidad Yin-Yang que la mujer ya trae consigo.
He visto y vivido las dificultades de las prácticas espirituales que no contemplan las necesidades y cualidades propias de habitar un cuerpo femenino y se basan en la repetición de herramientas antiguas pensadas por varones, para varones, erosionando nuestra particularidad.
‘De Sacerdotisa a Emperatriz’ es una invitación de una mujer para las mujeres, que celebra las diferencias, estimula la alquimia Yin-Yang explorando el alma femenina y, por sobre todo, pondera el discernimiento para poder dar a luz a todos los aspectos que necesitan manifestarse en nuestras vidas que han estado reprimidos por mandatos ajenos: familiares, religiosos, e incluso, espirituales.”
Natalia Rios
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