martes 16 de diciembre del 2025

ESTÉTICA, REDES SOCIALES Y AUTOESTIMA: EL LÍMITE ENTRE INSPIRAR Y DISTORSIONAR

Vivimos en una era en la que la imagen ocupa un lugar central. Las redes sociales se han convertido en una fuente constante de inspiración, tendencias y modelos de belleza, pero también en un espacio donde los filtros, retoques digitales y comparaciones permanentes pueden alterar profundamente la percepción que tenemos de nosotros mismos. Galería de fotosGalería de fotos

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Las aplicaciones que modifican rasgos faciales, suavizan la piel o afinan el contorno del rostro crean versiones idealizadas que poco tienen que ver con la realidad. 

El problema no radica en el uso ocasional de estas herramientas, sino en la normalización de imágenes irreales como estándar de belleza. Cuando lo artificial se vuelve cotidiano, la comparación se vuelve injusta y la autoestima puede verse afectada, especialmente en personas jóvenes o en momentos de mayor vulnerabilidad emocional.

Desde la medicina estética, es fundamental comprender que detrás de cada consulta hay una historia, una emoción y una expectativa. Cada vez es más frecuente recibir pacientes que llegan con referencias tomadas de filtros o imágenes retocadas, buscando resultados que no existen en la anatomía real.

ESTÉTICA, REDES SOCIALES Y AUTOESTIMA: EL LÍMITE ENTRE INSPIRAR Y DISTORSIONAR

La estética médica responsable no busca transformar identidades ni borrar rasgos, sino realzar la belleza propia de cada persona, respetando la armonía facial, la naturalidad y, sobre todo, la salud. 

Poner límites claros, explicar lo posible y lo conveniente, y promover decisiones conscientes forma parte del compromiso ético de quienes trabajamos en este campo.

Las redes sociales pueden ser una herramienta positiva si se utilizan desde un lugar de inspiración y no de exigencia. 

Además, mostrar procesos reales, resultados naturales y mensajes honestos contribuye a construir una relación más sana con la imagen. La belleza no debería vivirse como una carrera por alcanzar un modelo externo, sino como un proceso personal de bienestar y aceptación.

Hablar de estética hoy implica también hablar de autoestima. 

Recuperar una mirada más amable sobre nosotros mismos, entender que la perfección no existe y que la autenticidad es un valor, es un desafío colectivo. En ese camino, la medicina estética tiene la responsabilidad de acompañar sin distorsionar, de inspirar sin imponer y de cuidar más allá de lo visible.

 

Dra. Gabriela Olarticoechea
Médica Estética
15 3386 1984
[email protected]
Arenales y Ayacucho – Recoleta, CABA

 

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