Siempre pensé que cuidar la piel era un tema de vanidad.
Cremas, rutinas, productos con nombres difíciles… nada de eso parecía encajar con mi mamá.
Ella, que siempre estaba apurada, que prefería regalar tiempo antes que recibirlo.
Hasta que un día la vi frente al espejo y noté algo distinto: ya no se veía a sí misma con los mismos ojos.
“Estoy cansada”, me dijo, sin dramatismo, pero con una sinceridad que me desarmó.
Y ahí entendí que la piel también cuenta historias, que guarda el cansancio, las preocupaciones y los años de poner a otros primero.
Este fin de semana decidí sorprenderla: un regalo diferente, algo que no se envolviera en papel.
La llevé a Dermacare, un espacio donde la palabra cuidado tiene otro significado.
No era solo una limpieza facial —era una pausa, un respiro.
Entre aromas suaves y manos expertas, la vi relajarse, volver a reconocerse.
Después me confesó que hacía años no se sentía tan bien.
Desde entonces, cada Día de la Madre repetimos el ritual: un encuentro madre e hija, una tarde que nos pertenece.
Porque entendí que cuidar también es una forma de agradecer.
Hoy, cuando me preguntan qué regalarle a una mamá, siempre pienso en eso:
no hace falta un gran gesto, solo un momento que la haga sentirse especial.
Y si ese momento incluye salir con la piel más fresca, luminosa y con una sonrisa distinta, mucho mejor.
En Dermacare encontramos ese equilibrio entre bienestar y belleza real,
esa sensación de que, a veces, el mejor regalo es simplemente detenerse un rato… y dejarse cuidar.
Contacto:
Caballito, CABA
WhatsApp: +54 11 4177-5475
[email protected]
Instagram: @dermacare.centro
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