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Desde pequeña, Florencia sintió una atracción especial por la cocina. Su viaje comenzó en el mundo de la gastronomía, pero pronto descubrió que la pastelería era el lugar donde podía volcar toda su creatividad e inspiración. En la cocina de su pequeño apartamento, empezó a crear productos sencillos para amigos, familiares y compañeros de trabajo. Poco a poco, sus creaciones se fueron conociendo, primero de boca en boca y luego a través de las redes sociales, que jugaron un papel crucial en el crecimiento de su pastelería.
Con el tiempo, se mudó a una casa más grande, donde una cocina espaciosa le permitió aumentar su producción. El crecimiento fue rápido, impulsado por eventos que se sumaron a su carga de trabajo. Fue entonces cuando decidió abrir su propio local de elaboración, una inversión significativa que afrontó con muchos miedos, pero que superó al ver cómo su proyecto crecía día a día.
Lo que más disfruta Flore es la planificación de nuevos productos para sus clientes. Desde la elección de la materia prima hasta la entrega final, ya sea en su pastelería o en eventos especiales, cada detalle es importante para ella. Entre sus productos estrella se destacan los macarons, la tarta de pistachos y el petit gateaux especial de amarenas.
Para mantenerse al día con las tendencias, Milone sigue a grandes chefs pasteleros en las redes sociales y participa en cursos, tanto online como presenciales. Además, se nutre con lecturas de libros de autores nacionales e internacionales. Su objetivo es innovar constantemente para ofrecer a sus clientes productos que despierten sensaciones en el paladar y evoquen recuerdos de la infancia, como el postre de la abuela o la torta de mamá.
Florencia Milone es un ejemplo de cómo la pasión y la dedicación pueden transformar un sueño en una realidad exitosa, llevando la pastelería gourmet a nuevos niveles de excelencia.
