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Lætitia d’Arenberg llegó a su rancho de Jose Ignacio y todo pareció iluminarse. “Aquí estoy en mi refugio. Siento que tengo todo lo que necesito para ser feliz. Estar en contacto con todo lo natural, cerca del mar, respirando aire puro, con mis animales, y amaneceres entrañables, es lo que necesito para sentirme completa", aseguró la princesa. Y continuó: "Jamás fui una mujer ambiciosa. Tampoco frívola ni caprichosa. Quizás se deba a mi estricta educación, a mi forma de ser".
Luego, Lætitia d’Arenberg indicó: "Tengo mesura, sé decir gracias y pedir perdón. No vivo con una corona puesta en mi cabeza. A pesar de que pertenezco a la realeza, mi única ambición, siempre, fue estar cerca de los que más me necesitan. Tengo sentido común. Por supuesto que adoro lo bello y lo distinguido. Pero puedo prescindir de todo lo costoso. Porque la salud no tiene precio. Ser feliz, tampoco”
Siempre fue coqueta. Sabe que su sola presencia imprime distinción, y coquetea con su cabello y algunos maquillajes. Lætitia tiene su propio estilo. Por momentos, ecléctico, puede combinar texturas y colores, y por otros, ser rigurosa y lucir vestidos dignos de palacios reales. “Me causa gracias cuando me dicen que soy una influencer. A partir de la apertura de mi cuenta de Instagram me han escrito muchas mujeres preguntándome acerca de la moda y las nuevas tendencias", señaló Lætitia d’Arenberg. Y continuó: "Jamás intenté ser un ejemplo de nada. Todo lo contrario. Siempre viví en libertad y me pongo lo que creo que puedo lucir y me hace sentir cómoda".
El rancho esteño de Lætitia d’Arenberg
En su megarancho de Jose Ignacio Lætitia d’Arenberg sabe recibir invitados. “Aquí vienen a visitarme amigos de toda la vida, familiares y me gusta hacer cenas para homenajearlos. Tengo un instinto natural de ser anfitriona. Adoro que todo esté en orden, y soy muy detallista. la amistad es un sentimiento que venero", aseguró. Y agregó: "Tengo muchos conocidos, gente que adoro y me adora, pero amigos, muy pocos. A medida que fui creciendo me he convertido en una mujer más selectiva. Aprendí que cada uno de mis amigos es parte de mi familia del corazón.”
Le gusta la decoración ecléctica pero siempre respetando la armonía. El estilo art deco se conjuga con la calidez de la madera. Grandes mesas protagonizan un living con arañas de cristal. Cientos de animales de madera parecen custodiar el rancho de su alteza. Cambiar estilos de muebles es otro de sus caprichos estéticos. Biombos traídos de la India, objetos de España, Italia y Paraguay, también conforman un escenario único. Nada en lo de Letizia es singular. Todo tiene una historia y un por qué.
Siempre hay flores, especialmente orquídeas. “Me gustan de todos los colores y de todas las especies. Soy una enloquecida de las flores en general, y si hay algo que me conmueve, son las mariposas. Que belleza, por Dios”, afirma Lætitia d’Arenberg. Y concluyó: “Aquí respiro, sueño, proyecto y analizo mi vida. Aquí me dejo estar, pienso en voz alta y me siento abrazada por la Naturaleza”,
FOTOS: Fede de Bartolo/Perfil
Agradecimiento: Amelia Saban, "Menage a Trois" (@menage_a_trois_boutique)
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