A nueve meses de iniciar su relación, Claudio Paul Caniggia y Sofía Bonelli se comprometieron a orillas del mar caribe, en Tulum, México. La unión que se celebró bajo un ancestral rito maya, fue una elección de la pareja para dejar atrás los convulsionados meses que vivieron en medio de la disputa legal y pública que mantienen con la ex del futbolista, Mariana Nannis. El viaje a tierra azteca para celebrar esta ceremonia espiritual coincidió con algunas proyectos comerciales de Caniggia en México que tuvieron que ver con el GP de Fórmula 1 y una propuesta que, de concretarse, marcaría el regreso de Caniggia al fútbol pero desde el rol de manager de un club mexicano.
El viernes 1, a las 14:30, la pareja arribó al hotel ecológico Azulik, un paraíso emplazado en una selva con salida al mar distribuido en tiendas como si se tratara de una tribu. Son 48 cabañas de una arquitectura ancestral, donde priman la madera y la piedra, y donde no hay electricidad, aire acondicionado y televisión. Un escenario en modo unplugged que sirvió a los prometidos para conectar con su esencia.
Allí fueron recibidos por el PR del complejo, el argentino Gaby Alvarez, y su esposa, Lucrecia, quienes desde un primer momento se pusieron a disposición de la pareja para dar forma a su compromiso.
El primer contacto con el lugar fue hipnótico para la pareja, que compartió un recorrido guiado por el lugar junto a Catarina Spinetta y Nahuel Mutti, quienes se encontraban allí de paseo. Visitaron un espacio dedicado al arte, inmerso en medio de la naturaleza y donde la cultura maya se expresa en todo su esplendor. “Es un santuario frente al mar”, describieron los visitantes, a quienes se agasajó con platos típicos de la región como los langostinos al vino blanco con una vinagreta de chocolate.
Por la noche, Caniggia y Bonelli cenaron con Gaby Alvarez y su pareja para ultimar los detalles de la ceremonia del domingo a las 17:00 hora local. El encuentro fue en uno los restaurantes del complejo, Kin Toh, emplazado en la copa de un árbol. Allí degustaron pastas con trufas y ostiones, entre otros platos. En ese mismo lugar, recientemente celebraron sus cumpleaños Alicia Keys y Al Pacino, para darle aún más mística al restó.
Meditación, yoga, natación, masajes y aromaterapia fueron algunas de las actividades que realizaron el ex futbolista y la modelo y periodista en la previa a su boda. En ese entorno, también recibieron un selecto grupo de 12 invitados, entre quienes se encontraban algunos presidentes de clubes del fútbol europeo.
Siempre con la premisa de que la ceremonia fuera lo más amigable con el entorno, Sofía confió en el asesoramiento de Lucrecia, mujer de Gaby Alvarez, quien le consiguió un vestido ecológico diseñado por una amiga suya que tiene tienda en Nueva York, Nicholas K. Por su parte, Claudio optó por la casa Tuluminati, donde adquirió unos zapatos y un sombrero de yute, acorde a la confección artesanal local.
En la previa de su boda, Claudio y Sofía visitaron Casa Malla, la mansión que perteneciera a Pablo Escobar y hoy es un punto turístico de la Riviera Maya. Luego se refugiaron en su cabaña a la espera del ritual que los unió. Ambos aceptaron someterse al rito maya del Copal, una hierba que convertida en incienso que se enciende y arroja un humo negro —la sahumada— que limpia las malas energías. Según la creencia, la limpieza metafísica regenera o libera a la persona de bloqueo y bajas frecuencias. Además del copal, se incluyen varios tipos de plantas, huevos, velas, plumas de distintas aves, agua, alcohol o mezcal, entre otros.
Por la noche, la pareja cenó junto a sus invitados en el restó Tseen Ja, que fusiona la cocina mexicana con la japonesa. Fue momento del brindis y de anunciar el que será su segundo compromiso, mucho más terrenal, en Henderson, la ciudad natal de Caniggia.