Mientras Inglaterra ya comenzó su cuenta regresiva para la hora del parto de la duquesa de Sussex, Meghan Markle (37), un nuevo escándalo entristeció los últimos días de su embarazo. La esposa del príncipe Harry (34) dejó bien en claro que no quiere que el nacimiento de su bebé se convierta en un gran "circo" como lo fueron la llegada al mundo de cada uno de los hijos de su cuñado, el príncipe Williams, y su esposa Kate Middleton —Jorge, Carlota y Louis—. Meghan se niega a después de pasar por el dolor de un parto tener que posar, perfectamente maquillada y peinada y con sus curvas aún sin recuperar, con una gran sonrisa en la puerta del hospital. Por eso ya se informó la elección de Kate al nosocomio, en el que la Familia Real Inglesa acostumbra a hacer cada una de sus internaciones por tradición. Y también por esa razón la fecha de nacimiento del "Baby Sussex", como todos ya lo llaman, se guarda como el mayor de los secretos del Palacio de Buckingham. Mientras algunos rumores se aventuraron a decir que el bebé ya había nacido, el jueves 2 de mayo, un portavoz de la Casa Real debió salir a desmentir la versión, que volvió a disiparse con la llegada de Doria Ragland, la madre de Meghan, a Londres para acompañar a su hija.
Otro personaje que llegó repentinamente a Inglaterra y se sumó a la alarma, fue el mejor amigo y encargado de maquillar a la ex actriz en los momentos más importantes de su vida, Daniel Martin. Y Meghan lo repitió a los gritos: "tendrá a su hijo en la intimidad de su hogar y lo comunicará al mundo cuando se sienta bien". La reina Isabel II no está muy feliz con esta idea, ya que ella misma nació en la casa de Mayfair de sus abuelos y dio a luz a sus cuatro hijos en el Palacio de Buckingham o en Clarence House. Aunque ella también considera que hoy debe hacerlo cerca de la tecnología que aporta el hospital. Y su propio equipo de médicos, entre ellos los cirujanos ginecólogos Alan Farthing y Guy Thorpe-Beeston (quienes dijeron “Cuando se trata de dar a luz cada mujer tiene que decidir qué es lo mejor para ella y qué es lo mejor para su bebé. El equipo de la reina está a su disposición y estará involucrado en el alumbramiento”) le aconsejaron que por tratarse del embarazo de una mujer mayor de 35 años, o sea más riesgoso, debería tener a su hijo en un lugar especializado, ya que por su edad es muy posible que le practiquen una cesárea. Meghan se negó a todo y aseguró que va a dar a luz en su propia casa porque desea la mayor intimidad y tranquilidad posible.
Por esa razón el príncipe ya hizo poner una ambulancia que permanentemente está estacionada a metros de su casa y un helicóptero, en las inmediaciones, pronto a despegar. Los ingleses están divididos entre los que esperan la llegada de un varón y los que apuestan literalmente por una niña. Esos sostienen que será bautizada como Allegra, ya que era el nombre favorito de Lady Di, como supo confesar la amiga de la desaparecida princesa, Lady Annabel, quien contó que ella guardaba ese nombre para cuando tuviera una beba. Mientras otros señalan que podría lleva el nombre de Eleanor por la admiración de su madre por Eleanor Roosevelt, la ex primera dama de los EEUU que luchó por los derechos de las mujeres.
Pero, sin ninguna duda, el disgusto más grande que le provocaron a Meghan fue anunciar que su hijo no podrá ser considerado príncipe o princesa de acuerdo a una vieja ley establecida por el bisabuelo de Harry, Jorge V, en 1917. El bebé podrá alcanzar un título así sólo si Isabel II (93) decide concederle semejante privilegio. Pero lo más vergonzoso para la ex actriz de Hollywood es que su hijo es anunciado como “el primer bebé birracial de la realeza británica. Ella siente un gran orgullo por la historia familiar y el origen de su madre. “Estoy orgullosa de ser una mujer fuerte y segura de raza mixta”, repitió ante todos. Algunos respiran tranquilos pensando que el bebé no llegará jamás al trono inglés aunque tampoco aceptan que tenga la doble ciudadanía por ser su madre de los Estados Unidos.
Lo seguro es que el hijo de Meghan y Harry, que será el primer bebé birracial del Reino Unido, será recibido con 62 cañonazos que se dispararán en la Torre de Londres y otros 41 en Green Park, mientras los ingleses saldrán a las calles de todas las ciudades a celebrar su nacimiento, lejos de cualquier connotación racial.