Ella ya ha demostrado que no le teme a nada. Si de desafíos se trata, la reina Máxima de Holanda (50) siempre está dispuesta a aceptarlos e ir por más rompiendo las reglas del estricto protocolo y, esta vez, con un propósito benéfico. Ya que junto al rey Guillermo (54) se vistieron de “granjeros” para colaborar con la celebración del “NLdoet”, Día Nacional del Voluntariado, impulsado por su propia fundación.
Esta vez Máxima no debió elegir un outfit oportuno ya que apenas llegaron a Op Aarde, en Brielle, un municipio fortificado de la Holanda Meridional que ocupa la antigua isla Voorne, se calzaron pantalones cómodos, remeras blancas, buzos y botas de fajina. Luego los monarcas se colocaron guantes y comenzaron a trabajar con rastrillos y palas, tal como los mostró guacamouly. com.
Aunque la Reina fue quien mejor predisposición demostró a la hora de realizar las tareas rurales como el cuidado de animales y de la huerta. Primero Máxima lijó y limpió una cerca de madera muy afectada por la lluvia del invierno y luego habló con sus dueños para conocer las urgencias de la granja, mientras Guillermo, tijeras de poda en mano, comenzaba a cortar árboles. El lugar es una granja modelo en la que viven personas mayores con demencia temprana que aún pueden producir alimentos que luego serán vendidos para así mantener su independencia. Por eso la Reina dijo que era muy importante la tarea de limpieza y remoción de paja en los corrales de cabras y ovejas y allí pasó más tiempo con el rastrillo.
“Ha sido un trabajo bastante intenso y hoy las mujeres son las que hacen la mayor parte, ¿no es así?”, preguntó Máxima al sentir el peso de lo realizado pero, una vez más, destacando la labor que desarrolla la mujer en este mundo globalizado. Mientras en la otra punta de la granja, el Rey, con su acostumbrada sonrisa y tareas menos fuertes que su esposa, aseguraba: “¡Es divertido hacer cosas que no haces todos los días!”