Una biografía escrita por Elisabeth Basford sacó a la luz la vida de María, la princesa que fue tía de Isabel II y que hizo trastabillar a la corona británica con su comportamiento rebelde.
Era la hermana del rey Eduardo, duque de Windsor y de Jorge VI, el padre de la actual reina. Para ese entonces, era muy vanguardista y aseguran que su paso por la monarquía marcó un nuevo camino para Diana de Gales, Kate Middleton y Meghan Markle.
Hugo Vickers, asegura que fue una de las primeras en impulsar la modernidad en la Corona y que, a pesar de sus comienzos victorianos, hizo que su vida en la realeza fuera significativa.
Desde su lugar, ésta utilizaba su posición para ayudar a los más necesitados. Tras sus ojos celestes y su mirada triste, se escondía una mujer de un fuerte carácter capaz de enfrentarse a quien tuviera delante suyo, con el único objetivo de hacer justicia y defender al más débil.
La princesa María, pionera en casi todo
La princesa María fue la primera mujer rectora de una universidad y general honoraria del ejército británico. Además, por su personalidad avasallante, no dudó en ponerse al frente de la salud.
Al cumplir 21 años, en 1918, le pidió a su padre como regalo que le permita estudiar enfermería. Así fue como dejó los deberes protocolares para formarse como enfermera y trabajar cuidando enfermos.
Cada mañana, bien temprano, un carruaje la pasaba a buscar por el palacio y la llevaba al hospital "Great Ormond Street". Su padre, Jorge V, lamentaba que no fuera heredera al trono dado que su inteligencia era notablemente superior.
Fue en la Navidad de 1914 cuando María les hizo llegar a cada uno de los soldados una caja que contenía cigarrillos, tabaco, una pipa y hasta un encendedor, empática con quienes estaban en el frente de batalla.
La sociedad de la época la definían como: "María, la princesa buena". Se casó con el vizconde Lascelles con quien tenía una diferencia de edad de 15 años. Era un hombre rudo que cuando murió en 1947 la dejó sumida en una profunda tristeza.