Fines de abril de 2014, Isla de CARAS, Angra dos Reis, Brasil. La escena es conmovedora y hace llorar no sólo a los protagonistas, sino al fotógrafo, periodista, productora, maquilladora y asistentes. “¡Traeme a mi bebé, traeme a mi bebé!”, le suplicaba María Fernanda Callejón (48) junto a su marido, Ricky Diotto (35), a la imagen de Yemanyá, Diosa de la Fertilidad, pidiéndole que los ayude a ser padres. Mientras la estatuilla sagrada se adentraba en el mar en una pequeña barcaza junto a las ofrendas, la actriz decía: “Después de la luna de miel en este paraíso, volvemos a Buenos Aires con un hermoso sueño cumplido y con la certeza de que nuestro deseo de tener un hijo pronto se realizará”. La pareja se había casado hacía muy poco, el 14 de febrero, el Día de los Enamorados, y además de la diferencia de edad que existe entre ellos, siempre sensibilizó mediáticamente el drama de María Fernanda, que ya había perdido tres embarazos. “Uno a los 18 años, otro en los años 90, y el último en 2011, y en ese fue cuando Claudia Villafañe (ex de Diego Maradona), a quien quiero muchísimo, me presentó al Juan Carlos Mannara, presidente de ‘Procrearte’ (Institución dedicada a la Medicina Reproductiva), quien me mandó a hacer algunos estudios muy específicos, y me detectaron trombofilia (trastornos en el sistema de coagulación sanguínea), que es una enfermedad que en mi caso es adquirida y no deja que el embrión se transforme en feto, entonces se interrumpe la gestación antes de los tres meses de embarazo. Como no hay detección precoz de ese problema, me estoy encargando de ayudar desde mi lugar en lo que puedo, a través de un blog muy grande de mujeres interesadas en que se avance con este tema, porque al no saber que una padece esa enfermedad, perdés el embarazo”, explica la actriz.
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