Se despierta y sonríe. Se mira al espejo y se emociona. A pesar del crudo invierno, sale de la cama con toda la energía. Camina por la plaza, juega con sus sobrinas y disfruta de largas charlas con su madre. Sus ojos brillan y su rostro resplandece, está llena de vida. A un mes de la internación, Raquel Mancini habla en exclusiva con CARAS sobre los quince días en los que peleó cara a cara con la muerte. En una emotiva producción junto a sus sobrinas Agostina y Valentina, abre por primera vez su corazón tras el alta.
"Es como un renacer. Que esté acá es un milagro. Entré al Sanatorio de la Trinidad diagnosticada por neumonía, pero después desencadenó en una gripe A. Estuve internada con suero y en coma farmacológico. Cuando me desperté pensaba que sólo habían pasado tres días, y no quince. A medida que iba preguntando cosas, mi familia me iba contando todo lo que había pasado, pero sin hacer referencia a la gravedad de lo sucedido. Si mi corazón no funcionaba yo me moría", dice.
Lo que comenzó como una simple gripe, casi le cuesta la vida. "Estaba resfriada y un poco caída. Tenía fiebre y tos. Pasaban los días y seguía igual, estaba asustada y decidí irme a la casa de mis padres. Agarré a mi perrita Ideas y me fui. Llegué volando de fiebre. Cuando mamá me vio me dijo que vaya a la cama mientras me preparaba un té. Cuando me levanté para ir a tomarlo, me desmayé. Eran las tres de la tarde y mamá llamo a papá diciéndole que algo no andaba bien y que tenían que internarme. Instinto de madre. Entre a la Trinidad con 40° de fiebre. Físicamente estaba perfecta porque estoy haciendo mucho deporte. Al contrario de lo que se dijo en todas partes durante mi internación, no estoy a dieta. Corro muchas maratones y como saludable. En el sanatorio me hicieron estudios porque la fiebre seguía subiendo y la tos estaba imparable. Tenía la garganta muy inflamada y sentía que me quemaba. La cabeza me dolía terriblemente. Cuando me llevan de nuevo a la habitación me dicen que tenía neumonía. No podía respirar y me pusieron una máscara. Hasta ahí me acuerdo todo, después no sé que pasó", cuenta.
De los quince días de internación, los primeros seis fueron los más duros para la familia, ya que el pronóstico de Raquel era desalentador y solo un milagro podría salvarla. Unidos, sus padres Miguel y Norma; y sus hermanos Luis, Rafael y Augusto, permanecieron a su lado rezando porque pronto terminara aquella pesadilla.
"Lo primero que veo al abrir los ojos fue a mi familia. Estaban todos con barbijo, mirándome. Yo no paraba de llorar. No entendía nada y lo único que pensaba era: ‘¿Por qué mamá no me viene a dar un beso?’ No tenía noción ni del tiempo ni del espacio. Dos días después de salir de Terapia Intensiva pude entender todo lo que me había pasado gracias a lo que me contaban mis padres", confiesa.
El cariño que el público siente por ella fue un bálsamo para el dolor de sus seres queridos, quienes llegaban a visitarla cargados de rosarios y estampitas que la gente, desinteresadamente, les entregaba. "Hoy voy por la calle y todos me preguntan cómo estoy. Se acercan a saludarme y me dicen: ‘¡No sabés lo que recé por vos!’. Me emociona saber que hubo cadenas de oración por mí. Los médicos y enfermeros de la Trinidad me salvaron la vida. Mi obra social, Bristol Medicine, se portó de maravilla y cubrió todos los gastos. No tengo más que palabras de agradecimiento para ellos", asegura.
Mientras juega con sus sobrinas en plena producción, confiesa que en ellas encontró la fuerza para salir adelante. "Tengo cuatro sobrinos. No puedo tener hijos después de todo lo que pasó tras la liposucción. Fue un golpe durísimo para mi. Nunca hay que operarse cuando uno está mal y así estaba yo cuando lo hice. Mis sobrinos son los hijos que no tengo. Agostina y Valenchu son mi vida. Me sacan sonrisas y me llenan de amor. Camila, que tiene 21 años, es modelo y está en cuarto año de Abogacía con 10 de promedio, es un orgullo. Vivimos juntas muchas cosas. Después está Franco que es mi príncipe. Es un genio. Ellos cuatro son los hijos que no tuve. Son mi vida", dice.
Meses antes de la internación, la modelo y actriz se encontraba perdida. La tristeza había borrado su sonrisa y sus ganas de ser feliz se iban apagando. "Hace siete meses hice un cambio profundo en mi vida y empecé con un terapeuta, Gervasio Díaz Castelli. Me lo recomendó Jimena Cyrulnik. Nos juntamos a tomar un café y me dijo: ‘Rachel no te veo muy bien’. Yo sentía que me faltaba vida. Ella habló con Gervasio y comenzamos un tratamiento de recuperación de Raquel. Fue un reencuentro conmigo misma. Hoy puedo decir que tengo ganas de ser feliz y volver a ser yo. Ahora estoy en pleno proceso de recuperación. Me siento con mucha ganas de vivir y de volver a trabajar. No veo la hora de hacer ficción en la tele y divertirme como me divertía antes. Dios me dio otra oportunidad y no la voy a dejar pasar. ¡Quiero ser feliz! ¿Quién no se equivocó en la vida?", expresa.
Hoy se siente fuerte y confiesa que se arrepiente de todo lo que alguna vez hizo mal. "Después de haberlo trabajado mucho con Gervasio, puedo decir que me equivoqué. Siempre escuché que todos decían: ‘Raquel es la más linda de todas’, pero yo nunca me sentí linda. Tenía un gran problema de autoestima. Tengo tres operaciones hechas pero sufrí un bullying mediático que daba entender que yo me había hecho más. En una de las intervenciones estuve a punto de morirme y eso dio pie a para que digan cualquier cosa. Acompañé a una amiga, que quería achicarse las lolas, a su consulta. Hablando con el cirujano le dije que tenía un vestido al que había que hacerle dos pincitas para que me quedara bien, y le pregunte si operándome me iba a quedar mejor. Él me dijo que sí, por eso accedí a operarme. No lo hice porque me veía gorda ni nada de eso. Ni siquiera hice una interconsulta con otro médico. No sabía lo que era una lipo. Hoy por hoy le diría a las chicas que no se dejen llevar por la tele. La vida pasa por otro lado y vivirla sanamente es lo mejor del mundo. Si tenés unos kilitos de más, ¡bienvenidos sean! Está bueno cuidarse, quererse, mimarse. Está bueno sentir que estás viva", asegura.
El exterior refleja lo que en el interior se siente, y es evidente que, gracias a Gervasio, Raquel encontró la plenitud. Desde que comenzó la terapia no solo encauzó su vida, sino que también volvió a creer en el amor. "Desde hace seis meses estoy saliendo con un hombre que no tiene nada que ver con el medio. Se llama Eduardo y vive en Los Toldos. Trabaja en el campo, con la soja. Nos conocimos a través de una amiga que nos presentó. Es divino. Me acompañó mucho. Estamos un escalón más arriba del ‘nos estamos conociendo’ (Risas). Nos estoy para irme a convivir todavía pero estamos bien así. Cada uno en su casa pero con ganas de proyectar a futuro. Mis hermanos me cuentan que durante mi internación llamaba tres veces por día para saber cómo estaba", dice en un descanso de la producción realizada en el Meliá Buenos Aires.
No le teme a nada y confiesa que se está preparando para volver con toda la energía. Se autodefine como una "buena mina que se equivocó, como se equivoca todo el mundo. Que tiene mucha garra y muchas ganas de ser feliz". Asegura que tiene proyectos y sueños. Siente que puede brillar y no quiere dejar pasar esta nueva oportunidad. "Creo que traje esperanza al mundo. Con toda la gente que me crucé y con todos los mensajes que le llegaron a mis hermanos, estoy convencida que la fe hace milagros. Hoy siento que, desde mi lugar, tengo que concientizar a la gente sobre la importancia de la vacunación. La gripe A no es joda, la gente se muere. Me parte el alma saber que podría haber sido yo. La vida es una sola y hay que disfrutarla. Cuando a uno se le viene el mundo abajo tiene que ver la luz que hay al final del camino. No sirve de nada deprimirse y quedarse sentado. Después de lo que pase podría haberme quedado tirada en la cama, pero sin embargo busqué salir adelante", concluye.
Por Delfina Ortega Nodar.
Fotos: Federico de Bartolo.
Producción: Alicia Blanco.
Agradecimientos: Make Up: Daniel Di Franco. Peinado: Irina para JessicaLeo. Locación: Meliá Buenos Aires. Mimo &CO. Cipitria. Mishkan. Justa Osadía Zapatos. Medias Ni-Bel. Lentes Gravity.