martes 05 de noviembre del 2024
ACTUALIDAD 03-12-2016 16:30

Mía Cambiaso, polista a los 14 años

“Mía mamó el polo de chica", contó María Vázquez. Galería de fotosGalería de fotos

El final del sexto chukker desató los aplausos en las semipobladas tribunas de la cancha 2 de Palermo. Para aquellos desprevenidos que no sabían lo que se jugaba, ver el apellido Cambiaso en la formación de uno de los dos equipos invitaba a la intriga. Y no era para menos, porque en el seleccionado femenino argentino de polo, que disputó el lunes feriado un test match contra Inglaterra, la camisera número 1 la llevó Mía Cambiaso. Sí, Mía, de apenas 14 años, la primogénita del mejor jugador del planeta, Adolfito Cambiaso (41), con María Vázquez (41). Polista desde la cuna y con dos goles de hándicap, asumió el desafío de jugar para su país con compañeras y rivales que promediaban los treinta años de edad. Un reto sólo posible para alguien que, como dijo su madre, “nació arriba de un caballo y dispone de toda una organización montada porque es a lo que se dedica su papá”.

Cuando el partido finalizó con el 13 a 3 en favor de la Argentina, Mía llegó al palenque junto con sus compañeras y se sacó el casco con flores ploteado a mano. Los nervios del principio ya habían quedado atrás, y María Vázquez fue la primera en acercársele a su silla. “Dame un beso”, le dijo María, consciente del momento emocional vivido por su hija. Cristiano Rattazzi se acercó a saludar a ambas, y las más experimentadas del equipo felicitaron a la benjamina en público. Mía, ahora si más distendida, accedió a hacer la foto que antes del partido le habían pedido con su madre. “Lo de Mía no me sorprende, tendría que haber estado el papá acá, pero se quedó en Cañuelas con ‘Poroto’ que jugó un torneo, así que nos dividimos y yo me vine para acá. Me pone contenta que haga lo que le gusta y que represente a la Argentina sobre todas las cosas. Por ahora le gusta jugar y competir. Lo mamó de chica, le gusta y también tiene interés por otras cosas, después veremos si será una pasión y una diversión, o si realmente pasa a ser una profesión. Una cosa dista mucho de la otra”, relató María, cuyo teléfono celular no dejó de sonar durante todo el partido: “A Adolfito le relaté todo los chuikkers, él estaba allá y acá al mismo tiempo (risas). No le puedo especificar cómo jugó, pero una opionión general si la tiene”.

por Carlos Cervetto

M.FONSECA/PERFIL

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