Si uno piensa que las historias de amor son exclusivas de los cuentos fantásticos, la que está viviendo la modelo Priscila Prete (29) junto a su flamante marido, el empresario del rubro inmobiliario Guillermo Edelman (38) demuestra que no es así. Tras ocho años de noviazgo con algunos de convivencia, la pareja acaba de dar el “Sí” como una forma de coronar el amor y la enorme felicidad.
Hace exactamente un año, fueron a cenar al Palacio Duhau. Entre velas y música suave brindaron por su presente y en el momento de pedir el postre, se acercó el mozo con un inmenso ramo de flores y una caja que entregó a Priscila. Al abrirla, se sorprendió con un un par de alianzas y aún más cuando, al mirar a los ojos a Guillermo, él le preguntó “¿Te querés casar conmigo?”. Ella lo recuerda y aún se emociona. “Fue muy gracioso, los dos estábamos nerviosos. No me esperaba esa sorpresa”, aseguró la manequin.
Tras el inmediato “Sí”, comenzaron los preparativos para la boda, que finalmente se realizó el pasado miércoles en el registro civil de la calle Uruguay con una gran fiesta el sábado siguiente en La Reserva Sofitel Cardales. Alrededor de quinientos invitados compartieron la celebración que incluyó la bendición por el ritual judío, al que ella se convirtió como muestra cabal de su amor. “El es de la colectividad y yo me convertí como prueba de amor al 100%. Como tradición de la religión ya tengo mi nombre en hebreo y es Ribke, que es Rebeca”, afirmó la modelo cordobesa, aún disfónica como consecuencia de la noche de fiesta y agregó : “Nos casó el rabino Adrián Hertz, una persona hermosa a quien conocí en Nordelta en un Shabat y fue quien me mostró el judaismo de otra manera, y me convencí. Después hice el curso para estar bien preparada”, contó y agregó: “En la Jupá, se respetaron las tradiciones de la religión y al finalizar, `Guilli´ rompió la copa con el pie. Todos los presentes, gritaron `Mazel Tov´, que significa felicidades. Y en ese el momento comenzó una melodía, con un saxo en vivo, interpretando “La vie en Rose”, para que los novios bailen el tradicional vals. Así fue la mágica manera de dar comienzo al festejo.
El vestido de novia fue regalo de su amigo, Javier Saiach. Un diseño ceñido al cuerpo, en color manteca, bordado íntegramente en piedras y con una sobrefalda que usó para el momento de la ceremonia religiosa y para bailar el vals. El look se completó con el impactante tul, con apliques de estrellas. El tocado realizado a mano por Max Jitric, era de alpaca sublimada con cuarzos y cristales. El peinado fue de Leo Cosenza y el make up de su amiga Sol Larzabal.
“Fue el mejor vestido del mundo. Y la fiesta, la que siempre soñé. Nada podía haber salido mejor. Mis amigas de Córdoba y de Buenos Aires, fueron las damas de honor, que vestidas íntegramente de rojo, me acompañaron en el momento más importante de mi vida”, contó emocionada.
Entre los invitados a la fiesta estuvieron Martín Insaurralde y su esposa, Jésica Cirio, quien lució su incipiente pancita de embarazada, Omar y Liz Fassi Lavalle, Marcelo Mazzini, Laurencio Adot, las modelos Romina Branchesi, Magalí Montoro, Ivonne Senac, Valentina Moisseeva, Inés Pujol, Rocío Vivas, Yanina Screpante, sin su pareja, el “Pocho” Lavezzi quien ya viajó a China y Gregorio Werthein, entre otras personalidades.
La fiesta se extendió hasta la madrugada del día siguiente y la pareja, tras la noche de bodas en el lugar, ya se prepara para la luna de miel en Australia, Nueva Zelanda y la Polinesia. “Nos casamos porque vamos a formar una familia. El día de mañana queremos tener dos o tres hijos. Los que Dios mande. Pero ahora vamos a disfrutar este momento con mucha intensidad”, concluyó.
por Leticia Pomo
Agradecimiento:
Fotos Fabián Atilio.