Finalmente llegó el día en el que la cartelera porteña pudo ver desembarcar a uno de los espectáculos más esperados de los últimos tiempos: se estrenó Sugar y como era de esperarse, Griselda Siciliani brilló junto con Nicolás Cabré y Federico D'Elia.
La exitosa comedia musical dirigida por Arturo Puig y producida por Gustavo Yankelevich y Susana Giménez, llegó al teatro Lola Membrives por segunda vez con una escenografía renovada y gran elenco.
El espectáculo es una pieza hito en la historia nacional ya que es el musical que consagró a Susana como reina indiscutida de la calle Corrientes hace treinta años. Junto con Ricardo Darín y Arturo Puig, se ganaron a los críticos especializados y consiguieron un rotundo éxito que los mantuvo vigentes durante tres temporadas consecutivas.
El relato está centrado en la ciudad de Chicago en 1929, cuando dos músicos se ven obligados a dejar la ciudad después de ser testigos de un enfrentamiento entre dos bandas de gángsters. En esta versión, el musical contó con la coreografía de Gustavo Wons y el vestuario de Renata Schusseim.
¿Qué cosas sienten que tienen en común?
SUSANA GIMENEZ: A pesar de que mucho no nos conocemos, siento que Griselda es una actriz súper completa. Lo que hizo en “Educando a Nina”, con esos dos personajes tan antagónicos fue fabuloso. La cámara la adora. Y tiene humor, además de belleza. Me encanta que sea una mujer con mucha energía. Se compromete con lo que hace y deja la vida en el escenario. Para mí, la disciplina en el trabajo es fundamental.—Usted nunca fue una mujer quejosa…
—SG: Al contrario, siempre intenté sumar en todos los trabajos en los que estuve involucrada. Cuando hice el famoso “Shock” filmaba en bikini con una temperatura bajo cero y jamás dije nada. Bueno, ahora que lo pienso, con los años puede que me ponga un poco quejosa… (se rie)—GRISELDA SICILIANI: Yo admiro a Susana en todo, pero hay algo de ella que me llama la atención y me encanta, y es que siempre parece una nena. Hay algo de lo infantil, de lo juvenil, y está directamente relacionado al disfrute. Al jugar. A su capacidad de disfrutar sin quedarse detenida ni en la queja ni en el resentimiento. En ella prevalece y aflora el buen humor. Hay mucha gente que le va profesionalmente muy bien, como a Susana, pero es resentida.SG: ¡Por favor! Mira si me voy a detener en la queja con todo lo que hay para disfrutar en la vida—¿Qué es lo que más aprendieron a disfrutar?SG: Estar en el campo, con mis animales, con mis perros. Me gusta la vida campestre. El silencio. La lectura. Nunca dejé de trabajar del todo, y no sé lo que es estar sin trabajar. Cuando hago tele o teatro lo disfruto, porque aprendí a ser feliz. Fuera del set dejo de lado todo tipo de postura de diva para ser una mujer como cualquiera, en jogging y zapatillas. Y esto es algo que las mujeres observan y me lo agradecen. Yo digo lo que siento. No miento. Y las mujeres me apoyan. Ese es mi mayor capital.
GS: Mi trabajo lo disfruto, mucho. Pero lo que más me conmueve es mi hija, Margarita, mis hermanos, mis viejos. Soy muy familiera. Quiero a mis amigos, me encanta ir a cenar con ellos, boludear…pero ser parte de esta profesión es un motor muy grande en mi vida: porque me da felicidad y me acerca a proyectos maravillosos como hacer “Sugar”.
SG: La suerte en esta profesión también es importante y saber elegir, fundamental. Es como agarrar la sortija en una calesita. Sino la agarraste a tiempo, fuiste. Para tener éxito en una carrera como ésta no sólo tenes que tener talento, sino también intuición e inteligencia.
GS: Y saber que es lo mejor para vos. Que por ahí no es lo que a otros le parece.
—¿Esto es algo que le sucedió cuando le propusieron protagonizar “Sugar”?
—El día que me reuní con el productor Gustavo Yankelevich y me habló de la obra, inmediatamente me sedujo la idea por Susana. Después, soy una amante de los musicales y por sobre todo, de las comedias. Recuerdo que le pregunté: “¿Pero Susana quiere también?” En cuanto me dijo que Susana estaba de acuerdo, le dije que sí, que no tenía nada que pensar.
SG: Reconozco que soy bastante celosa de mis obras, por eso Gustavo, que es un productor super inteligente, me convocó como coproductora. Y la idea que sea Griselda me pareció fabulosa.
GS: El otro día Carla Peterson, que es una de mis mejores amigas, me decía que admiraba mi espíritu de libertad. Y en eso creo que me parezco mucho a Susana
SG: Si, yo soy libre. No podría vivir de otra manera.
GS: Susana dice lo que quiere, vive como quiere, no resigna su vida pensando en el que dirán. Y eso tiene un valor único.
SG: En la época que estaba casada estaba tan aburrida que me compré un perro. Después, me dediqué a trabajar como una loca. Cuando me volví a enamorar, me jugué por entera. Me costó un poco de dinero pero hice lo que sentía. Así soy.
GS: Como coproductora Susana fue extremadamente generosa, más allá de su vínculo afectivo con el personaje. El día que me citó a su casa yo estaba desbordada de emoción. Vimos la versión que ella protagonizó de “Sugar” en su microcine y yo no lo podía creer. Y ella fue quien le dijo a Gustavo que me sumara nuevos cuadros musicales, aggiornara el texto..
SG: Pero lógico, yo lo único que quiero es que se luzca. Y Griselda tiene todas las condiciones para hacerlo. Es completa y efectista.
GS: Ir a la casa de Susana fue una experiencia única. Iba a la casa de una diva, de una estrella…Y ella fue lo más humana del mundo. Se tiró en el piso para buscar en unos cajones el guión original de la obra y de pronto apareció una foto enorme de Susana y Monzón tomada en Italia. Todo parecía una película maravillosa. Casi me pongo a aplaudir. Los dos soñados.
SG: Fue un encuentro muy relajado y productivo. Yo la tenía a Griselda más estudiada, lo que no sabía ni me hubiera imaginado nunca, era lo bien que bailaba. Me quede sorprendida.
GS: Si bien yo vengo de la danza, hacia como diez años que no bailaba. Y mucho menos, cantar al mismo tiempo en vivo. Las coreografías de Gustavo Wons son maravillosas y heavys.