Talento for export. El grupo humorístico y musical argentino, Les Luthiers, recibió el Premio Princesa de Asturias de manos de los reyes de España, Felipe y Letizia, con la presencia del presidente español, Mariano Rajoy, e importantes líderes europeos.
Marcos Mundstock, integrante histórico del grupo, compartió la emoción con su hija, Lucía, quien también sigue sus pasos en la actuación y viajó para presenciar la premiación en Madrid.
Padre e hija, hablaron con CARAS de cómo el arte fortaleció su vínculo y hasta de la posibilidad de trabajar juntos sobre el escenario.
—¿Cómo fue su ingreso al mundo artístico?
Lucía Mundstock:—Mi entrada al mundo artístico fue de muy chiquitita. Al mundo profesional fue en “Cita a Ciegas”. Apenas terminé de cursar mi carrera universitaria como licenciada en Administración de Empresas, me puse a trabajar para concretar la obra. Empecé en mayo de 2015 y me recibí de administradora recién en julio de ese año.
—Marcos, ¿cómo vive el hecho de que ahora no es el único protagonista, literalmente hablando, de la casa?
MM:—Es muy raro. Me ha pasado de estar en casa sólo, esperando que las chicas vuelvan del teatro. Acá hay algo que está al revés. Para mi es una satisfacción que esta casa esté tan llena de teatro.
—¿Como la ve a Lucía al frente del éxito “Cita a Ciegas”?
MM:—La veo como una mina re talentosa. Basta con ver lo que hace en la obra. Se maneja muy bien, actúa y canta como los dioses, y está muy ubicada. Estoy muy orgulloso de ella. “Cita a Ciegas” es fantástica, y no lo digo como padre; es un espectáculo genial por la música y la comedia, y porque mi hija está fantástica.
—¿Nunca pensó en compartir cartel con su hija?
MM:—En algún momento me lo propusieron de refilón, pero era imposible porque es un trabajo muy difícil y que realmente yo no lo sabría hacer en este momento. Tiene un ritmo, una agilidad y una presencia en escena que a esta altura de mi vida me costaría aprender.
—¿Hay margen para innovar después de medio siglo de trayectoria de “Les Luthiers”?
—Hay margen para sorprender al público. Justamente una de las cosas y virtudes que tenemos es que lo que hacemos, aparte de ser eficaz humorísticamente y de buena calidad musical, tiene una textura de ingenio que significa una sorpresa constante. El humorismo es sorprenderte con algo que no esperás y que provoca la carcajada. Así que creo que es parte del tejido de cada obra nuestra.
—¿Cómo es seguir la misión de Les Luthiers a dos años del adiós a su amigo y compañero de elenco Daniel Rabinovich?
—Es fácil imaginárselo... es la muerte de un hermano muy querido con el que además de compartir la vida, compartíamos lo mejor de nuestro camino profesional. Es un duelo y una tristeza muy grandes. Pero el consuelo viene tal vez por el mismo lado, porque lo que teníamos en común a nivel profesional sigue estando con mucha fuerza y vitalidad, y eso es un pequeño recordatorio cada noche pero un consuelo también.
Por Diego Esteves
M. Dubini/Perfil