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El 17 de julio del 2020, al cumplir dos años juntos, la princesa Beatriz de York (32) –hija del príncipe Andrés de Inglaterra (61) y de Sarah Ferguson (61), nieta de la reina Isabel II (95) y décima en la línea de sucesión al trono– tuvieron su íntima y postergada (por el Covid)boda. Ante la Familia Real Inglesa y unos selectos invitados, Beatriz y el millonario conde italiano Edoardo Mapelli Mozzi (37) cumplieron su sueño de convertirse en mujer y marido. No hubo gran fiesta ni Luna de Miel en un destino paradisíaco.
Pero la pandemia no pudo contra su amor y recorrieron la costa de Francia en su auto. Y, como para celebrar a lo grande su primer año de casados, la pareja ocupó la platea real en el tradicional torneo de tenis de Wimbledon. Beatriz reapareció con un vestido blanco con lunares azules de Self-Portrait (de 518 euros), en tafetán, midi, con un volado en la falda, ajustado, drapeado y con mangas globo, tal como la mostró el sitio Guacamouly.com.
Lo anecdótico de su outfit vintage es que perteneció a su abuela Isabel II y su creado por el modisto real, Norman Hartnell. Aunque todas las miradas se centraron en su incipiente pancita de cuatro meses ya que, según anunciaron, el bebé que espera nacerá en el otoño europeo. Su hijo será el bisnieto número doce de la Reina y recibirá el título simbólico de conde pero no por Beatriz sino por su padre italiano que lució impecable con un traje azul para combinar con su esposa. Muy feliz, “Edo”, como ella lo llama, se mostró atento a cada paso de la royal y confió que está muy ansioso con el próximo nacimiento aunque él ya es papá de Christoper Wof “Wolfi”, de 4 años, fruto de su primer matrimonio con una arquitecta.
