Cuando Jimena Coronado cumplió 50 años, recibió un regalo muy especial. Su novio Joaquín Sabina de 71 años, de rodillas y con los anillos en sus manos, le pedía matrimonio ante la sorpresa de los pocos presentes, amigos de la pareja como Joan Manuel Serrat y las hijas de Sabina, Carmela y Rocío.
En la soleada Madrid, con su verano recién llegado, la pareja concurrió hoy al Registro Civil de Madrid para consumar el hecho.
Acompañados por unos pocos íntimos, entre los que también estuvo el Nano, la pareja llegó al lugar, feliz y muy casual. Ambos con los barbijos reglamentarios, Joaquín lució un traje azul estridente y el detalle de la flor en el ojal y para completar el look, un sombrero panameño. Ella, lejos de usar el típico atuendo de novia, asistió con un pantalón negro clásico y una blusa en tono rosa.
La pareja está unida desde hace más de veinte años. Se conocieron en 1999 cuando Sabina fue a cantar a Perú y Jime era fotógrafa del diario "El Comercio". Si bien el flechazo fue mutuo, ambos estaban comprometidos y por tal motivo, nada pasó entre ellos. Sin embargo, apenas ambos rompieron sus vínculos, se volvieron a encontrar. Ella le escribió una carta a Sabina la que él, tardó cuatro meses en abrir. Después de eso, se encontraron en México y desde entonces son inseparables.
Joaquín tuvo dos matrimonios anteriores: La primera esposa, fue una picardía de juventud cuando lo llamaron a hacer las milicias, y se enteró que si estaba casado le permitían pasar la noche fuera del ejército. Y él, se dirigió a todas sus amigas a ver quién aceptaba casarse para tener este beneficio. Así fue como Lucía Correa fue su primera esposa con la que estuvo hasta que terminó el servicio militar. Luego estuvo muchos años Isabel Oliart, la madre de sus dos hijas, aunque con ella no se casó.