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28 de marzo, CABA- El recorrido que propone Mathilda trata de descubrir y disfrutar este paseo conceptual entre las profundidades oceánicas, senderos de la libertad y el encuentro asombroso con la esencia de uno mismo. En este trayecto, nos regala un espejo y un caleidoscopio: el primero para re-conocernos y el segundo para re-crearnos.
El viaje siempre es transformador. Fantasear, descubrir, contemplar es una manera muy personal de conectar con uno y la naturaleza. ¿Qué dejamos y llevamos al momento de viajar?
Viajar es movimiento. Como el agua nunca se ve igual. Explorar y Emigrar hacia el interior y redescubrir destinos cautivantes. Cada una de las obras que forman parte de esta exposición representan estos puntos “aparentemente turísticos” que nos une con los paisajes y seres de todos los tiempos. Una paleta de azules intensos, celestes etéreos y una explosión de colores nos trasladan a Catalunya, México, Grecia, Italia y el Gran Desierto como si fuese una delicada cajita musical, sensibilizando al espectador con sus olas, espumas, globos y burbujas.
En esta aventura subjetiva Mathilda invita a volar, trascender límites o fronteras en un viaje interior por los diferentes caminos, posibilidades y paisajes que habitan dentro de cada uno. Cada una de ellas representa su alegría y experiencias de viajes y sus conexiones en cada territorio. Las pinturas son testimonios de su vida pero también una invitación a desplazarse, trasladarse, rodar, navegar, volar hacia la primigenia felicidad. Aristóteles decía que la felicidad es una responsabilidad individual…una travesía que dura toda la vida.
Recorrido conceptual del Gran Tour
En el trinomio Azul I, Azul II y Azul III, los movimientos y las corrientes eclosionan y conmocionan el statu quo. ¿Qué viaje nos propone? zambullirnos de un estado actual hacia un estado deseado…También pivotean con las demás obras como en Bubbles, San Francisco con casas flotando y conectándose entre sí.
Un remolino acuático, la felicidad submarina, el turquesa profundo de Kalimera y el cielo del Desierto de Sahara. El mar argentino, Cerdeña y una pausa para interrogarnos ¿Qué ves?
En la próxima parada disfrutamos: México, Grecia y la inspiración en Catalunya. En ellas se comprueba la íntima vinculación entre la humanidad y la naturaleza.
Mathilda logra llevarnos de paseo a través de su obra, desplazándose en el espacio y el tiempo, con aparentes pinceladas de arte naif y una perspectiva sutil sobre la plenitud de los instantes presentes. Maravillada con los colores de los mares, cielos, atardeceres. La magia del arte es su poder transformador. ¿En qué lugar finaliza tu paseo?
La muestra “Grand Tour Mathilda” podrá visitarse sin cargo desde el miércoles 5 de abril a partir de las 18hs hasta fines de mes. Casal de Catalunya - Chacabuco 863 -Sala Antoni Tapies -CABA
Ver más en @arte_mathilda en Instagram o Facebook. www.mathilda.ar.
Acerca de Mathilda
Nacida en la provincia de Chaco, actualmente vive en Buenos Aires. Desde muy temprana edad Mathilda creaba mundos coloridos con ilustraciones, ocetabab momentos con la sensibilidad genuina de la infancia. Con gran permeabilidad a la exploración y comunicación continua.Se formó en el Conservatorio Fracassi en dibujo, pintura y teoría. Se perfeccionó en diferentes ateliers con artistas de técnicas divergentes: realismo, abstracción, ilustraciones en acuarelas y talleres con Celina Aguilar, Josefina Torqui y Luis Álvarez. Actualmente realiza obras en gran formato en acrílico mayormente, acuarelas, crea piezas de diseño y artesanías pintadas que forman parte de la colección "Arte Mathilda" y “Diseño Mathilda” disponible por demanda en www.mathilda.ar.
Semblanza de la artista
Mathilda es una artista de ensueño, una pincelada colorida de ilusión en la que interviene la realidad, pero con una impronta diferente. Sus obras expresan ritmo, movimiento y energía con una personalidad näif enraizada. En ella habitan distintas mujeres y viajes, un canal de expresividad que crece entre plantas, bailarinas, niñas, abrazos entre las profundidades del mar, amaneceres y en general la volatilidad del cielo. Ella es un puñado de estrellas y corazones. Mathilda crea universos donde la naturaleza y la esperanza son esenciales.
Calma, emoción y un maremoto de colores se descubren en cada obra primando el azul en todas sus facetas.
La sensibilidad entre sus mundos imaginarios son aire fresco que conviven con la realidad de cada viaje que vivencio, imaginó y su gran conexión con la naturaleza. Asimismo con el universo.
