jueves 28 de marzo del 2024

Rosario Gerardi: amor propio no es egoísmo

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Nos empezamos a ocupar más de nosotros mismos y no falta la persona que te diga: “que egoísta”. Hace tiempo que se confunden estos dos términos: egoísmo y amor propio. Por lo general, son las personas más cercanas las que tienen este tipo de comentarios, pero es importante entender que fuimos nosotros quienes permitimos esta “confusión” ya que no les enseñamos cómo queremos que nos traten.

Hay manipuladores y hay culposos, y en este juego de relaciones, cada uno decide qué rol jugar. Por eso, vamos a aclarar estos conceptos para que puedas dejar la “culpa” de lado.

Amor propio es justamente eso, amarnos a nosotros mismos. Y es que nos han enseñado que tenemos que amar, respetar y compartir con las demás personas, pero falto un gran detalle. Todo, absolutamente todo, empieza por uno mismo. Uno ama al otro en la misma medida que se ama. Con lo cual, si me amo poco, en esa misma proporción voy a amar a los demás y voy a dejar que me traten en consecuencia. Pero sí me amo suficiente, voy a poder compartir ese mismo amor a los demás.

Amarse es saber lo que valgo y cuanto, muy relacionado a mi propia confianza. Entender que soy mi prioridad porque si no me ocupo de mí mismo nadie lo va a hacer por mí. El amor propio no genera emociones negativas, enojos, rencores, broncas, ni hacia mí ni hacia nadie.  Y esto en muchos casos implica aprender a poner límites para preservarme, para cuidarme.

Amor propio es mirarme al espejo y sentirme orgulloso/a de quien soy, es hablarme con cariño, es abrazar tanto mis defectos como mis virtudes. ¿Cuándo fue la última vez que te miraste y te dijiste algo lindo?

Egoísmo, en cambio, es creer que uno es mejor que las demás personas, y en mis actos y mis palabras dejarlo en claro. Viene con un condimento de querer controlar a los otros y de marcar como quiero que las demás personas se comporten ante mí sin dejarlas ser ellas mismas, privándolas de expresarse en libertad.

El egoísta juega con la culpa de los demás, y en este querer tener el control también se convierte en manipulador de emociones y acciones, porque cree que de este modo va a obtener la atención y el cariño de su entorno, sin ser consciente que lo que está provocando es justamente el efecto contrario, es de repeler a sus seres queridos. El egoísmo va de la mano del enojo, del ofenderse, del no respetar las decisiones o elecciones de los demás.

El egoísta no comulga con la empatía, ya que no logra ponerse en los zapatos del otro y, por ende, no respeta ninguna decisión que no sea la de él mismo. En este comportamiento, también se detecta una inmadurez emocional que, sin importar la edad biológica de la persona, puede presentarse hasta en personas ancianas.

Así que, la próxima vez que dudes si estás siendo egoísta o estás respetando tu amor propio pregúntate: ¿estoy anteponiendo mis necesidades a los deseos de los demás? ¿estoy siendo fiel a mí mismo?

Datos de contacto: Teléfono: +54 911 6737 9412 – Email: [email protected] – Web: www.rosariogerardi.com - Instagram: https://www.instagram.com/rorogerardi/ - YouTube: https://www.youtube.com/c/RosarioGerardiAR - Spotify: https://open.spotify.com/show/4OoaiiHgRt9TkqLIECS1PQ?si=ax8qaeulRkyTvPDTaM8qgg&dl_branch=1

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