Durante mucho tiempo, la historia de Eunice Castro circuló narrada desde afuera. Su nombre quedó asociado a un episodio mediático que la mostró en el ojo de la tormenta, más allá de su trayectoria como modelo, actriz y conductora. Hoy, en diálogo íntimo con Héctor Maugeri para +CARAS, Eunice vuelve a tomar el control de su propio relato. Lo hace desde la serenidad, el análisis y la distancia que otorga el tiempo.
Eunice Castro y su mirada sobre Susana Giménez
“Yo no conozco a Susana Giménez, eso está bueno aclararlo”. Su voz mantiene firmeza y calma reflexiva, sin necesidad de énfasis. “La conozco de vista, de verla de lejos, pero no es alguien con quien yo haya hablado”, aseguró. A pesar de la intensidad mediática de aquella etapa, Eunice Castro siempre mantuvo respeto y admiración por Susana Giménez como artista y figura de la cultura argentina. En aquel momento, sin embargo, el entorno social y mediático parecía exigirle otra postura: “Todo el mundo me hablaba de eso, como si yo tuviera que estar enojada, o me buscaban para que yo me enojara”.
Para Eunice, la ética y la moral son principios aprendidos en casa, no construcciones para la foto pública. “Los engaños existen, nadie se salva de un engaño, nadie se salva de una separación”, dijo sin dramatizar. La separación fue, para ella, una consecuencia inevitable de un hecho concreto: “Simplemente, mi marido había hecho esto, y eso daba a que nos separáramos”. No hubo escándalo actoral, ni acusaciones cruzadas, ni prolongación del daño. Se divorciaron en tres meses, con claridad y sin vueltas.
Eunice Castro y la decepción con Jorge Rama
El dolor real no se dirigió hacia terceros, sino hacia el vínculo que se rompió. “Con él sí me sentí decepcionada, pero desde lo humano”, se sinceró. La herida provino de la imposibilidad de una conversación honesta, de esa “cobardía” que impidió cerrar nueve años de relación con una palabra clara. Fue la ausencia de explicación lo que dolió, no la presencia de otra mujer. Eunice Castro recordó que siguió adelante por instinto y supervivencia emocional: “Viste como los caballos cuando les ponen las orejeras”. Se mantuvo en movimiento porque sabía que su carrera y su trabajo eran su sostén y su identidad.
El hecho de que la historia involucrara a una figura queridísima por el público le agregó una dimensión casi irreal. “Era tragicómico por momentos”, reveló la actriz en +CARAS. La escena pública parecía escribir un guion dramático donde ella se negó a actuar. Eligió la templanza, el silencio interior y la dignidad de la palabra medida. Hoy, Eunice Castro se cuenta sin necesidad de justificar ni reprochar. Su relato está limpio de resentimientos, pero lleno de conciencia y aprendizaje. Se elige desde la claridad y no desde la reacción. Y en esa elección, encuentra la forma más profunda de libertad.
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