A un año de su mudanza al Uruguay, Marcos Galperín (50) se mueve por las arenas esteñas como un local. Sin las ostentaciones que impone la moda estival, lo suyo es la sencillez y el pasar lo más desapercibido posible. Fue en febrero de 2020, cuando el presidente y CEO de Mercado Libre tomó la decisión de irse del país e instalarse en una casa de José Ignacio, frente al mar. La noticia cayó como una bomba por tratarse del fundador de la empresa de mayor valor de mercado de la historia argentina y la más valiosa de América Latina –cotiza cerca de los 100 mil millones de dólares–. Su presencia en la Argentina era casi un formalismo, ya que el país representa apenas un 20% del negocio del holding de e-commerce y pagos digitales que cotiza en Wall Street y tiene a Brasil como su principal mercado. Y quién mejor que él para conocer las virtudes del teletrabajo. La mudanza les resultó natural. Es que para la familia significó un volver a empezar: volvía a vivir a su mansión de Carrasco luego de cuatro años. Allí estuvieron entre 2002 y 2015 con su esposa, Karina, y sus tres hijos, Félix, Julia y Simón. Muy rápido Galperin gestionó la mudanza y anotó a sus hijos menores en un colegio local. Y si necesitan de su presencia física, tiene a disposición un avión privado a disposición.
Instalado en una casa de José Ignacio, vecina a “Casablanca”, la residencia de Nacho y Juana Viale, el magnate mantiene una excelente relación con sus vecinos y es común verlo dialogando tanto con el productor televisivo como con otros vecinos menos conocidos del lugar. Galperín fue el empresario más rutilante de 2021 tanto del país como de la región. El primer gran hito llegó antes de que terminara enero, cuando su empresa ostentó una valuación récord de US $100.000 millones y captó la atención de todos en Wall Street. En un momento de recesión económica, se dio el lujo de anunciar la contratación de 16 mil empleados, más de lo que había contratado en los 20 años anteriores. A pesar de intentar cultivar un perfil bajo y huir de las cámaras, ahora más que nunca, cualquier cosa que hace o dice se vuelve noticia, sobre todo para un público específico compuesto de emprendedores, techies y jóvenes profesionales que lo adoran como a un ídolo y toman cada declaración suya como fuente de inspiración. Según el ranking de millonarios de la revista Forbes, el empresario ocupa el primer lugar entre los argentinos, superando a la familia Bulgheroni y a Paolo Rocca. Entre sus nuevas apuestas, en agosto del año pasado, trascendió que su compañía invirtió US $25 millones en Aleph Holding, uno de los más recientes unicornios argentinos. Al mes siguiente, se supo que una nueva empresa, MELI Kaszek Pioneer, había presentado su documentación ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (la SEC, por sus siglas en inglés) para hacer su primera oferta pública y empezar a operar; se trata de un nuevo proyecto impulsado por Galperín y Hernán Kazah, del fondo Kaszek Ventures, que invertirá en el desarrollo de startups digitales en América Latina.
Por si fuera poco, en octubre, Mercadolibre quedó habilitado legalmente para ofrecer pólizas para teléfonos celulares, lo cual marca la entrada del gigante en el rubro seguros (un paso que, es de esperarse, será apenas el primero en un nuevo y muy redituable sector). Apenas dos semanas más tarde, el 9 de noviembre, Mercadopago anunció que los jóvenes de 13 a 17 años podrán abrir sus cuentas en su app, con lo cual se prepara para ir tras un interesante target de nada menos que 3,5 millones de personas. La historia de Marcos Galperin es bastante conocida. En 1999 fundó Mercado Libre, una empresa de comercio electrónico que en poco más de 20 años se convirtió en líder en su rubro. Si bien su gran desarrollo ya lleva un tiempo, el año pasado fue particularmente especial para Mercado Libre. El confinamiento que afectó a tantos fue una oportunidad de crecimiento única para su holding, que ofreció la posibilidad de comprar sin necesidad de salir de casa.
Eso hizo que Time la calificó como una de las empresas más influyentes de Latinoamérica. A nivel local y por cuarto año consecutivo, Galperín fue considerado el argentino más influyente de internet por un estudio de la Universidad Austral, por encima del presidente Alberto Fernández y su vice, Cristina Fernández de Kirchner. Hombre de dar pocas entrevistas, sus intervenciones quirúrgicas en twitter permiten espiar su mirada sobre el mundo más allá de sus decisiones comerciales. Desde indicadores excepcionales de Mercado Libre (una de las 100 compañías más influyentes del mundo en 2021 según la revista Time, que está dentro de las 110 marcas más influyentes de Brasil y es la mejor empleadora de mujeres de ese país, que al final de año habrá contratado a 16.000 empleados nuevos, que es el mejor lugar para trabajar en Argentina, etc.) hasta defensas del capitalismo y el sistema democrático, pasando por su apoyo al lanzamiento del libro de Mauricio Macri o su toma de posición con respecto a lo que sucede en la Franja de Gaza.
Es muy común verlo apoyando a grandes y pequeños emprendedores y a deportistas olímpicos, criticando la compra de penes de madera que hizo el gobierno argentino y también a medios y periodistas, haciendo campaña por las bondades de los autos eléctricos y hasta defendiendo la compra-venta de mascotas, sosteniendo que ayuda a que haya menos abandonos. También generó polémicas agradeciendo al gobierno de Uruguay, porque allí logró vacunarse antes que en Argentina, y ni que hablar de su conocida pelea con el dirigente social Juan Grabois, a quien le escribió textual: “Tal vez, algún día, también se te ocurra laburar”. Alejado físicamente de la coyuntura argentina, hoy el empresario prefiere disfrutar de un distendido verano uruguayo, bajo el amparo de una sombrilla de Mercado Libre, ese imperio que le dio todo y mucho más.