Se preparó con mucho entusiasmo para ver una película que le habían recomendado. Luciano Pereyra no lo dudó y llamó a Rocky, su gran compañero canino, y cuando el perro se subió a la falda, ambos se dispusieron a ver el largometraje.
Después de varios minutos de intentar engancharse con el film, Luciano empezó a bostezar y a moverse incansablemente en el sillón en el que hasta el momento estaba súper cómodo.
Paradójicamente, Rocky bostezaba a la par de su amo y, al fin, Pereyra puso "stop" desde su control remoto. "Basta", dijo decepcionado de lo que estaba mirando, y a los pocos minutos compartió el momento con sus seguidores: "Teníamos todas las expectativas por la peli, pero a los 20 minutos no era lo que esperábamos", dijo, incluyendo al perro como su par interesado en la jornada pochoclera.