Tras haber brillado como conductora de "Sorpresa y media", Maby Wells decidió retirarse de la pantalla y dedicarse de lleno a sus hijos, Trinidad y Bartolomé, fruto de su relación con Gonzalo Teijeiro. Ahora, habló de su presente y cómo es su vida fuera de la televisión.
“El vicio nunca se pierde. Cuando miro la televisión no puedo verla como cualquiera. No la puedo ver relajada. De día no miro y de noche miro Bendita porque te pasa un poco de cada cosa. Podes hacer cosas mientras está al aire. Miro películas, series y canales de cocina”, comenzó en diálogo con Radio Mitre.
Y agregó: “Algunas cosas me gustan y otras no, las haría distinto. Me pasa de ver noticieros que quizás los conductores tienen que guitarrear con una foto y después cuando hablan con el protagonista del hecho se tienen que corregir por alguna burrada pero no por culpa de ellos. Por llenar el espacio estas diciendo cuatro veces lo mismo. Me molesta que se meta la pata”.
“La gente me recuerda de todo. Me hablan de Sorpresa, del noticiero de la TV Pública, gente que viene a pasar a Buenos Aires y se veía mucho en el interior”, confesó en una íntima charla con el periodista Juan Etchegoyen.
Al ser consultada por su relación con Julian Weich y su recuerdo de “Sorpresa y Media“, Maby Wells dijo: “Tengo un gran recuerdo de Sorpresa. Siempre elegí hacer trabajos que me gusten. Con Juli somos amigos, ahora mi marido está más con el. Generalmente, me mantengo en contacto con la gente que trabajo”.
“El año pasado me lo tomé sabático porque mi hijo me necesitaba. Se labura mucho más como madre que en un medio. Es 24 por 24. La pasé muy bien. Ahora veré. Me sigo ocupando por supuesto de mis hijos y si surge alguna propuesta que me guste, volveré. No me quería perder la posibilidad de sentir lo que sentí con Trinidad con Bartolomé”, sumó.
“Mis hijos son el día y la noche. Trinidad es una nena hermosa, amable, cariñosa, muy atenta al otro, le gusta pintar, bailar, se sabe todas las canciones de Soy Luna, te hace las coreografías. Y Bartolomé tiene dos años y es un bombón atómico. Se levanta a las siete de la mañana y hasta las ocho de la noche no para. Le encanta comer. Es un torpedo. En vez de serenar al hermano, Trinidad lo potencia. A las siete de la tarde, mi casa es un caos. Es una hora que la casa es la guerra total. Se aman muchísimo entre ellos. Me encanta verlos jugar juntos”, cerró.