Grace Kelly no nació formando parte de la realeza, pero sí lo hizo en el seno de una familia adinerada. Su padre, Jack, era albañil y había hecho fortuna en la construcción, además de ser un consumado remero que ganó tres oros olímpicos. Su madre, Margaret, era nadadora profesional y podía presumir de ser la primera entrenadora del equipo olímpico femenino de atletismo de la Universidad de Pensilvania.
Pese al lustre de los Kelly, que residían en una enorme mansión de diecisiete habitaciones, se dice que Grace fue una niña serena y algo introvertida. También era una estudiante aplicada que participó en el grupo de teatro de la escuela. Después de asistir a la Ravenhill Academy, una escuela de monjas, empezó a acudir a la Stevens School, donde se graduó en 1947.
Como en esa época soñaba ya con convertirse en actriz pero sus padres y hermanos no mostraban mucho interés por sus aficiones dramáticas, buscó apoyo en su tío George, un prestigioso dramaturgo que la tomó bajo su tutela y le ofreció uno de sus primeros trabajos remunerados como intérprete.
Con 18 años, Grace se trasladó a Nueva York para estudiar artes escénicas. Pronto tuvo oportunidad de hacer sus pinitos como modelo publicitaria, algo que no le apasionaba pero al menos le permitía pagarse los estudios de interpretación y dejar de depender económicamente de la familia. Su gran pasión por el teatro "hizo que aspirara a trabajar en el escenario más que en el cine", y, tras licenciarse, en 1949, cuando solo contaba con diecinueve años, consiguió su primer gran papel en Broadway.
Tras su participación en aquella obra, los productores audiovisuales llamaron a la puerta de Grace, quien a principios de la década de los cincuenta actuó en dramas televisivos en directo y llegó a intervenir en casi sesenta obras en tan solo unos pocos años. Su debut cinematográfico tuvo lugar en "Catorce horas", dirigida por Henry Hathaway. Era un papel minúsculo, pero fue suficiente para despertar el interés de los productores. La intérprete posteriormente protagonizó "Solo ante el peligro" (1952), "Mogambo" (1952) y "La angustia de vivir" (1954), por lo que consiguió el Oscar a la mejor actriz.
En 1955, durante el rodaje de "Atrapa a un ladrón" en la Costa Azul, fue presentada al príncipe Raniero III, soberano del principado de Mónaco. Parece que rápidamente se enamoraron y comenzaron a escribirse cartas en secreto. La pareja anunció su compromiso a principios de 1956 y se casó en el mes de abril. Su última película antes de trasladarse a Mónaco fue "Alta sociedad" (1956).
Después del matrimonio, Grace Kelly se centraría en el papel más difícil de su vida: ser una princesa europea. Mantuvo su fuerte aura de serenidad frente a la vieja tradición europea y logró cautivar incluso a los monegascos más escépticos. Nunca volvió a Hollywood y se convirtió en una verdadera icono cultural.
AM
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