Cómo es el Castillo de Marchais, la lujosa mansión de los Grimaldi en la que descansa Carolina de Mónaco

Entre las espléndidas propiedades que los Grimaldi poseen, el Castillo de Marchais se destaca no solo por su imponente presencia, sino también por su rica historia que lo convierte en uno de los tesoros más preciados de la familia real monegasca, en especial de Carolina de Mónaco. 

Ubicado en la pintoresca región de Aisne, Francia, a 17 kilómetros al oeste de Laon, este castillo es una joya histórica que ha sido testigo de siglos de legado y tradición.

Cómo es el Castillo de Marchais, la lujosa mansión de los Grimaldi en la que descansa Carolina de Mónaco

El château de Marchais, que supera en extensión al propio principado de Mónaco, fue adquirido por la familia Grimaldi hace 170 años, en 1854, cuando la condesa Antoinette Ghislaine de Mérode, esposa del príncipe Carlos III de Mónaco, lo compró. Desde entonces, el castillo ha servido como un santuario para los Grimaldi, un refugio alejado del bullicio de la vida pública y un lugar de descanso y reflexión.

La historia de Marchais se remonta al siglo XII, cuando tres caballeros galos regresaron de una cruzada y establecieron un culto local. En 1540, Nicolas de Boussu, un descendiente de uno de estos caballeros, construyó una elegante residencia renacentista en el sitio. A lo largo de los siglos, el castillo cambió de manos entre diversas familias nobles antes de llegar a los Grimaldi.

Con casi 1.500 hectáreas que incluyen tierras agrícolas, bosques y pantanos, el castillo ofrece un entorno tranquilo en el que el príncipe puede disfrutar de la caza mayor y de un contacto cercano con la naturaleza. La finca también ha sido revitalizada para proporcionar un escape del glamour y la presión de la vida en la Costa Azul.

El pequeño pueblo de Marchais, con sus 400 habitantes, respeta la privacidad de los miembros de la familia real, que a menudo son vistos en la localidad disfrutando de la vida cotidiana. El Castillo de Marchais, con su historia rica y su belleza serena, sigue siendo un símbolo perdurable del legado de los Grimaldi y un refugia para Carolina de Mónaco. 

AM