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La Infanta Elena es una figura que va ganando mucho espacio en la monarquía española. Pese a que la familia real ha vivido una década marcada por escándalos y tensiones internas, los Borbón parecen estar reencontrando el camino hacia la unidad. Los últimos diez años han sido particularmente difíciles, con las fechorías del exrey Juan Carlos y el escándalo del caso Nóos, marcando una ruptura significativa. Sin embargo, recientes movimientos en la Casa Real sugieren que el tiempo puede estar sanando las heridas.
Durante este periodo de crisis, la reina Letizia Ortiz aprovechó para consolidar su poder. Logró que su esposo, el rey Felipe VI, retirara todas las funciones a sus familiares más cercanos y forzó la abdicación de Juan Carlos. Ella, firme en su postura, relegó a su marido a un segundo plano y nunca aceptó plenamente el papel tradicional de reina consorte.
El acuerdo que propuso la Infanta Elena
Pero el escándalo que inició Jaime del Burgo, ocasionó que Letizia se vea forzada a alinearse con la familia Borbón, con quienes ha mantenido relaciones tensas. En los últimos meses, han celebrado todos los cumpleaños juntos, y las hermanas Elena y Cristina han retomado su participación en la agenda institucional.
Elena, quien había tenido varios conflictos con Felipe, propuso un acuerdo para mejorar las condiciones de su familia. Pide el regreso de su hijo Froilán y de Juan Carlos, así como un mejor trato para su hija Victoria Federica, a cambio de apartar a Letizia, argumentando que la familia estaría más unida sin ella.
La propuesta de la Infanta Elena refleja las profundas divisiones que aún persisten dentro de la familia. A pesar de las aparentes reconciliaciones, las heridas del pasado aún no han cicatrizado por completo. La tensión en la Casa Real sigue siendo palpable, y el futuro de la monarquía española depende de cómo manejen estas complejas dinámicas internas, donde Letizia Ortiz sigue siendo el principal blanco.
AM
