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La joven princesa Ingrid Alexandra de Noruega se encuentra cursando su instrucción castrense hace ya varios meses. Como todos los herederos de las monarquías europeas, los jóvenes en línea sucesoria al trono deben pasar por una instancia de formación en las Fuerzas Armadas en sus respectivos países. En el caso de Ingrid, a sus 20 años, ha tenido que unirse a la Brigada Norte del país escandinavo. Sin embargo, en estas últimas semanas la tropa de la cual forma parte la princesa se vio afectada por una extraña epidemia de hemorragias nasales y la preocupación llegó hasta el Palacio Real de Oslo.
Preocupación por la salud de la princesa Ingrid
La princesa Ingrid tuvo un año desafiante en su formación militar, lo que había comenzado como el rito de paso hacia las futuras responsabilidades de convertirse en reina en Noruega concluyó en una tragedia para los miembros de la Casa de Glücksburg.
Ingrid Alexandra (considerada la "heredera rebelde" por haberse marchado del Palacio Real e instalado en la capital de Noruega), este año se amalgamó al protocolo real y es parte del Batallón de Ingenieros de la Brigada Norte. En este último, recientemente se registraron 200 casos de hemorragias nasales en los soldados, entre los cuales se encuentra la princesa.
Esta anomalía se remonta a 2023, en donde surgieron los primeros casos de hemorragias y de allí solo fueron en aumento. El aire seco, la humedad de los cuarteles y la pólvora son elementos cotidianos en la rutina de los soldados del norte. Estas condiciones, que distan abismalmente de la realidad en la que vivía la princesa, sería el principal causante de la epidemia. Sumado a esto las condiciones meteorológicas de esta región y algún elemento medioambiental que aún el Instituto Noruego de Investigación de Defensa no ha terminado de dilucidar.
La princesa Ingrid, además de tener que atravesar esta afección lejos de su familia y afectos, también se vio obligada a quedarse más tiempo del que debía. Son sus padres quienes posiblemente quieran mantener a la heredera lo más lejana posible al Palacio debido al escándalo en que están envueltos por las denuncias de violencia de género que recibió su hermano Marius.
Además, la popularidad de la corona se desplomó abruptamente en el país en virtud de las controversias. Mientras la joven princesa logra recuperarse de este terrible malestar, en Oslo sus padres aún deben lidiar con la alteración de su imagen y con el hijo mayor de Mette-Marit.
