La unión entre Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock, hace 9 años, se realizó ante la sorpresa de la ciudadanía monegasca, dado que al príncipe ya lo tenían catalogado como al eterno soltero.
Cuando la ex nadadora aceptó casarse, tuvo que firmar un contrato en el que se le exigía permanecer junto a su marido por el período mínimo de 5 años además de tener al menos un heredero. Ya pasaron 4 años desde que ese contrato caducó y hoy la pareja continúa estable con sus dos hijos, los mellizos Gabriella y Jackes.
Si bien a ella la catalogaron como "la princesa más triste de la realeza" y que en más de una oportunidad se aseguró que la pareja iba en decadencia, lo cierto es que ayer celebraron el noveno aniversario de la gran boda.
El príncipe ya tenía dos hijos de cuando era soltero: Jazmin Grace, fruto de un encuentro casual con una adolescente estadounidense, y a quien reconoció al año de haber nacido y Alexander a quien tuvo con una azafata y actriz con quien mantuvo un noviazgo de 6 años y a quien Alberto tardó en darle el apellido.
Todavía se recuerda la boda tan especial, en la que la novia no paró de llorar durante el tiempo que duró la ceremonia, y además no ocultó la tristeza en su rostro durante todo el acontecimiento.
Hoy, la princesa triste, parece estar afianzada en su familia, y desde la corona compartieron una cálida imagen de ellos en la tan importante celebración del aniversario.

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