En junio de este año, el príncipe Carlos se ubicó en el ojo de la tormenta al recibir una maleta con tres millones de euros por parte del jeque catarí Hamad bin Jassim bin Jaber Al Thani. Ahora, el heredero al trono británico vuelve a protagonizar un nuevo escándalo, luego de que el Times of London asegurara este domingo que la organización benéfica de Carlos habría recibido una donación de 1,19 millones de euros por parte de la familia de Osama bin Laden.
Según Times of London, la Fundación Benéfica del príncipe Carlos recibió la millonaria cifra por parte de Bakr bin Laden y Shafiq bin Laden, los hermanastros del líder de Al-Qaeda.
El periódico británico aseguró que Carlos de Inglaterra fue quien negoció el pago de la suma en una reunión privada en su residencia Clarecen House, junto a Bakr bin Laden. Además, puntualizó que los asesores del heredero al trono británico le sugirieron que rechace el dinero debito al ataque terrorista de Al-Qaeda a las Torres Gemelas en la Ciudad de Nueva York, donde murieron 67 británicos.
Desde el entorno de Clarence House, los portavoces niegan dicha afirmación y aseguraron que la donación fue aceptada pero no fue el príncipe quién tomó la decisión final. Quienes aceptaron la donación fueron los fideicomisarios de la Fundación y “concurrió la debida diligencia para aceptarla”.
Desde 1979, la Fundación Benéfica del príncipe Carlos concede dinero a los solicitantes de becas y subvenciones en seis categorías distintas: patrimonio y conservación, educación, salud y bienestar, medioambiente y áreas rurales, e inclusión social. En medio de los escándalos que sacuden a la monarquía británica, el diario The Telegraph aseguró que el príncipe Carlos y su hijo, el príncipe Guillermo celebraron una cumbre para decidir el futuro de la monarquía durante las próximas dos generaciones, tras la muerte del duque de Edimburgo en abril de 2021.
Sale a la luz la millonaria cifra que los Windsor intentan ocultar de su fortuna:
Desde hace más de un siglo, la Familia Real británica sigue beneficiándose de un mecanismo legal en el que la justicia les permite impedir que las últimas voluntades de sus miembros sean conocidas. A diferencia de lo que sucede con el resto de los británicos, desde 1911 los royals pueden sellar sus testamentos y ocultar qué tipos de bienes dejaron al morir y cómo los distribuyeron entre sus familiares y amigos. Esta semana el periódico The Guardian, tomó acciones legales contra la decisión del juez que decidió mantener sellado y en secreto el testamento del duque de Edimburgo, fallecido en abril de 2021, hasta el año 2111. Dicha sesión se dio a puertas cerradas, sin que los medios de comunicación pudieran conocer los argumentos que daban los abogados del antiguo consorte.
En septiembre del año pasado, se publicó la decisión del juez de la Familia Real británica, en el que determinó que el testamento del esposo de la Reina Isabel II debía permanecer en secreto. “He considerado que, debido a la posición constitucional de la soberana, resulta apropiado disponer de una práctica especial con relación a los testamentos reales. La cantidad de publicidad y de conjeturas que la publicación del testamento del duque de Edimburgo podría llegar a atraer sería inmensa y del todo contraria al objetivo de mantener la dignidad de la soberana y los miembros cercanos de su familia. Es necesario mejorar la protección de los aspectos verdaderamente privados de las vidas de este grupo limitado de personas” argumentó el juez Sir Andrew McFarlane en su resolución.
El nuevo fallo de McFarlane fijó que los testamentos podrán abrirse luego de transcurridos 90 años, en vez de permanecer sellados de manera indefinida. De esta manera se procederá a examinarlos mediante el abogado de la monarca, el fiscal general y el guardián de los archivos reales. El abogado de la Reina Isabel II alegó que los testamentos permanezcan sellados por 125 años, pero el juez de la causa consideró oportuno y suficiente mantenerlo solo por 90 años.
Los testamentos reales de los monarcas anteriores a 1910, solían estar disponibles para el público; como fue el caso del rey Eduardo VII. Desde esa fecha los miembros de la familia real tienen la costumbre de solicitar que sus testamentos permanezcan sellados. El juez Sir Andrew mantiene bajo custodia los testamentos de más de 30 miembros de la familia real británica, entre ellos el de la Reina Madre y el de la princesa Margarita.
Según los cálculos del periódico británico, el valor de la fortuna que los Windsor intentan ocultar asciende a más de 180 millones de libras. La cuenta resulta de los testamentos de 33 familiares y antepasados de la Reina Isabel II. Además de la fortuna que dejó el duque de Edimburgo, también se tomaron en cuenta: la herencia que dejó la princesa Margarita al morir en 2022, valuada en 11 millones y medio de libras; el testamento del tío paterno de la reina Isabel II, Eduardo VIII, quien dejó una herencia de unas 75.000 libras; y la herencia del duque de Fife, marido de la hija de Eduardo VII, valuada en casi 80 millones de libras.
FF