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Letizia Ortiz, más conocida como la Reina Letizia de España, ha sido blanco de controversias durante gran parte de su vida pública. Sin embargo, algunos episodios de su juventud, especialmente aquellos ocurridos en México, han permanecido en la penumbra, protegidos bajo el escudo de discreción de la Casa Real. Uno de los relatos más resonantes en este sentido proviene del libro "Letizia Ortiz: una republicana en la corte de Juan Carlos" escrito por el periodista Isidre Cunill, cuya publicación despertó un revuelo considerable en los círculos de la realeza y la prensa.
Los secretos de Letizia
Cunill, con un estilo incisivo y documentado, afirma que Letizia se sometió a un aborto a inicios de 1996 en el hospital Médica Sur, en la Ciudad de México. En esos días, Letizia se encontraba en el país cursando un máster en periodismo y buscando su lugar en la escena profesional internacional. La base de esta afirmación, según Cunill, radica en un supuesto informe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de España, que se habría mantenido en secreto durante años.
La polémica no se limita a ese episodio en México. Según el autor, Letizia tuvo también un pasado de consumo de sustancias, e incluso fue detenida por posesión de hachís durante su época de estudiante en el instituto, un período en el que mantuvo una relación con el profesor y escritor Alonso Guerrero Pérez, quien posteriormente sería su primer esposo.
Para Cunill, Letizia es una figura compleja, en quien coexisten rasgos admirados y reprobados. La Reina ha despertado tanto fascinación como rechazo en el público, una reacción ambivalente que probablemente se deba a su carácter y su pasado, inusuales en el contexto de una corte real.
La llegada de Letizia a la familia real española representó un soplo de aire fresco y un desafío a las tradiciones. De periodista a reina consorte, su transformación ha sido vista como una inspiración para muchos, y una amenaza por otros que prefieren la realeza intachable y libre de polémicas.
El análisis de Cunill explora justamente esa polarización: Letizia es admirada por su profesionalismo y criticada por su pasado, en una eterna dualidad que la ha convertido en una figura tan imponente como polémica dentro del entorno monárquico.
