Jueves 5 de enero. Nueve de la mañana en el balneario La Barra, a 10 kilómetros de Punta del Este. Calor, mucho. Lucía Celasco (22) llega de buen humor al local “Lovely Denim”, de Mariana Toledano —hermana de su padre, Eduardo Celasco—, marca que la tiene como imagen y ahora también como diseñadora de su última colección. Con un short de jean, musculosa de algodón y su prenda fetiche, los borcegos negros, Lucía saluda afectuosamente a todos, mira las prendas y se confiesa fan de los jeans de su tía. “Laburar con ‘Mari’ fue muy positivo, aprendí de todo, lo mejor fue que nos divertimos muchísimo. Es una colección más nocturna con respecto a lo que es la marca. Lo que me atrae de la moda es el diseño. Me interesa el proceso creativo, el concepto que hay detrás de cada prenda. Lo tomo como punto de partida, como inspiración o referencia. Tampoco me dejo llevar por las tendencias. Me importa desarrollar mi estilo personal. Los colores que más me gustan y uso son el blanco y el negro. Soy bastante clásica pero siempre con un touch rockero”, cuenta. Hace una pausa y agrega: “Nunca me sentí una ‘it girl’, ni tampoco busqué que se me definiera de esa manera. Sólo lo tomo como un halago”, dice Lucía Celasco.
Así, sin darse cuenta, la hija de Mercedes Sarrabayrouse, y heredera Susana Giménez empieza a su corta edad a ser su propia marca. “Me gusta ser libre, disfrutar de la vida al máximo. No hago algo si no me mueve la aguja. Me asocio con marcas que me identifican en mi forma de comunicar y expresarme, si no siento un vínculo orgánico y natural, digo que no”, asegura.
Desde su infancia, Lucía Celasco tuvo contacto con el arte y la moda.“Ya de chiquita le encantaba estar conmigo en el camarín y jugar con mis zapatos, maquillajes y perfumes. Siempre le gustó la ropa. Si bien ‘Lu’ es más tranquila, la siento un calco mío. Verme reflejada en ella me emociona, es mi debilidad”, manifestó Susana. Fue esa simbiosis la que las hizo viajar a Europa cuando Lucía cumplió 15 años. Se la pasaron haciendo shopping y, como si fuera un bautismo inevitable, algunas fotos tomadas por los paparazzi, la convirtieron en la niña mimada de las revistas. Así tuvo su primer encuentro involuntario con la fama.“Siempre es divertido estar con ‘Kika’ —como llama a Giménez junto a su hermano Manuel (21)—. Es graciosa, creativa y tiene un humor muy particular, con el que conecto mucho. Nos gustan las mismas cosas. Admiro profundamente la fuerza, el carisma y la buena energía que tiene”, se enorgullece la joven que hace cinco años sale con el empresario gastronómico Joaquín Rozas (27). “Mi relación con Joaquín es buenísima. Tenemos gustos muy parecidos y eso es fundamental en una relación de pareja”, le contó a CARAS. Hoy ese estilo de vida compartido con su novio la incentivó a la convivencia en Buenos Aires y a vacacionar una vez más con él en Punta del Este. Basta con observar el entusiasmo con el que accedió a responder un cuestionario tipo ping –pong para percibir su plenitud.
—¿El rasgo principal de su carácter?
—Ser demasiado sincera.
—¿Su gran virtud?
—La generosidad.
—¿Su debilidad?
—Poca paciencia.
—¿Tips de belleza?
—Me cuido la piel del sol y el pelo, con baños de crema. No hago ningún tipo de dieta pero sí me gusta hacer gimnasia dos veces por semana.
—¿Qué accesorio/prenda es lo que más espacio ocupa en su vestidor?
—Remeras y zapatos. Me gustan las plataformas pero que sean cómodas, no los stilettos.
—¿Qué es lo primero que piensa apenas se levanta?
—El café que me voy a tomar.
—¿Sus ineludibles de viaje?
—Una buena compañía, un libro y una valija.
—¿Un libro y película?
“Cometas en el cielo” de Khaled Hosseini y, “El lobo de Wall Street”.
—¿Un arrepentimiento?
—Ninguno, aprender sí pero, ¡arrepentirse jamás!
—¿Un hobby irremplazable?
¡Mirar series! (Risas).
—¿Lo que detesta por sobre todo?
—La injusticia. Cuando algo me parece injusto me saca.
—¿Su idea de felicidad?
—Primero de todo tener salud, luego amor, paz y dinero.
—¿Qué consejo de “Kika” guarda como un tesoro?
—Hacer lo que a uno le haga feliz. Ella siempre me inspira a jugármela por lo que amo.
A paso lento pero firme, naturalmente como es ella, con esa misma distensión con la que contestó cada pregunta, Lucía parecería decirle “sí” al destino que heredó de su adorada e inspiradora “Kika”.
por Naiara Vecchio
FOTOS: F. DE BARTOLO/PERFIL