En voz muy baja, casi en secreto, hace unos meses Soledad y sus hijos Antonella, Juan y Nazareth Soler comenzaron a organizar el gran festejo por los 50 años con el Tango que cumplía Fernando Soler. La mayor de las chicas se encargó de la torta, el varón de hablar con el orfebre Juan Carlos Pallarols para que realizara un regalo que simbolizara su historia con el “2x4” (y así, finalmente salió un Obelisco con el sombrero de Gardel sobre una base de onix) y la menor invitó a los 350 amigos y familiares del homenajeado.
“La idea surgió hablando con mis hijos porque dijimos, 'papá cumple 50 años con el tango y hay que celebrarlo'. Como a Fernando no le gusta festejar sus cumpleaños, ésta era una buena ocasión para que tuviera su fiesta. Comenzó como un súper secreto aunque no sabemos cómo, él terminó enterándose de algo. Igual creo que no faltó nada. Estuvieron sus afectos, el repaso de su historia en fotos que me había dejado mi suegra antes de fallecer guardadas en una caja... Estuvieron sus músicos, sus amigos de la vida, hasta Sergio Denis que era su vecino de chico, en su pueblo natal, cantó con él. Y, además, se pasó una mensaje muy entrañable de Mariano Mores. Fue una velada de gran emoción y de muchas lágrimas”, cuenta Soledad, quien esa noche lució un exquisito vestido del diseñador francés Hervé Léger.
Y, como un miembro más de la familia Soler, se destacó la bellísima presencia de Karina Jelinek (34), novia de Juan (34).
“Ellos no hablan de noviazgo ni quieren definir su relación. Pero Karina ya es de la familia. Es amorosa; una chica genial a quien conozco desde hace más de quince años. Es muy compinche y me ayuda en todo”, aseguró Soledad, la gran anfitriona.
“Fue una fiesta que quedará grabada en la memoria emotiva de toda la familia. Porque, aunque la gran mayoría de los invitados se fueron pasada la una y media de la mañana, los más íntimos continuamos hasta las 6”,concluye, satisfecha con su tarea, Soledad.