Pocos en la historia pudieron acceder unánimemente al título de “los más grandes del planeta”, pero los Rolling Stones aceptan con gracia ese título y lo sostienen con mucho más que su música que perdurará por generaciones. “Hay que ir, no me los puedo perder porque puede ser la última vez que vengan”, avisaba un fan semanas antes mientras contaba las horas para conseguir un ticket, pero la grandeza y lo imponente del show que disfrutaron 55 mil personas en el Estadio único de La Plata deja la sensación de que Mick Jagger (72), Keith Richards (72) , Ron Wood (68) y Charlie Watts (74) serán eternos.
El jueves 4 de de febrero, pasadas las 5 y media de la tarde, tres días antes de su primer show y luego de su paso por Santiago de Chile, los cuatro “Rock Gods” llegaron a Buenos Aires vía Ezeiza en un vuelo privado y decidieron hospedarse en hoteles diferentes. Jagger sorprendió a todos al bajarse de la camioneta que lo transportaba al hotel Palacio Duahu Park Hyatt para sacarse una foto frente al monumento al General Urquiza en Palermo. Keith Richards y Charlie Watts, se mostraron siempre amables con todos los afortunados que se cruzaron en su camino en La mansión del Four Seasons, mientras que Ron Wood decidió el lujo del hotel Faena, lugar en que se encontró con Charly García.
La cuarta visita al país de la icónica banda británica movió masas hasta La Plata, que colmó las rutas, los bares y los restaurantes a pesar de la intensa lluvia que no pudo contra el amor y el fanatismo argentino por “Los Stones”. Luego de una previa interminable, con miles de fanáticos en la puerta de los hoteles imitando los inigualables pasos de Mick y los looks de Ron y Keith, la gran noche había llegado. “Start me up” dió el puntapié inicial de la gira “Olé” para lo que fue un show inolvidable, totalmente fuera de toda regla estipulada que dice que cuatro rockstars de más de 70 años no pueden bailar, saltar, y dar un show de semejante magnitud. Los Rolling Stones no conocen de vejez, no entienden de cansancio y por sobre todas las cosas no piensan en un “último show” al que tanto le tememos. Un saco verde brillante y una camisa negra con lentejuelas fue el look con el que Mick Jagger saludó tras diez años de espera a la Argentina, recorriendo el mega-escenario de 25 metros de alto y 70 de ancho, y una pasarela que alcanzaba hasta casi mitad de cancha. “Que bueno volver a estar en Argentina, y por primera vez aquí en La Plata”, aseguró Jagger, y luego bromeó: “Tardamos tanto en llegar al estadio que pensamos que nos habíamos pasado a Montevideo”.
Nadie se quiso perder lo que iba a ser uno de los eventos más importantes en la historia del rock en Argentina. Invitados por Daniel Grimbank (61), productor a cargo del regreso de los Stones, el elenco de “La Leona”, con Nancy Duplaa (46), Pablo Echarri (46), Gonzalo Heredia (33), Andrea Pietra (47) y Luciano Castro (40) dijo presente. También invitado al VIP de Banco Patagonia, quién pidió un permiso especial al cuerpo técnico, fue el delantero de Boca Daniel Osvaldo (30) , reconocido fanático de la banda, quien no dudó en posar con un look totalmente Stone. Gorra, campera y remera con la lengua más famosa del rock. Además, en el VIP del banco se pudo ver a Rosario (30) y Julieta Ortega (43), Luz Cipriota (30), Ludovico Di Santo (38) y los Pumas, Juan Leguizamón (32), Felipe Ezcurra (22), Nicolás Sanchez (27), Martín Landajo (27) y Joaquín Tuculet (26).
“It´s only rock n roll”, “Tumbling Dice”, “Out of Control” y la elegida por el público “Street fighting man” fueron algunos de los temas que sonaron en el comienzo del show. Luego, el publico vibró con “Anybody seen my baby”, “Wild Horses”, y el inolvidable “Paint it black”, que resonó en cada rincón del Estadio Único y que repetirán para más de 100 mil personas en los próximos shows del 10 y el 13 de febrero. “Gimme Shelter”, “Sympathy for the devil” y el infaltable “Satisfaction” para el gran final fueron los hits que entonó perfectamente Mick. El show, tan esperado, fue una muestra de que los años no pasan para los que ya quedaron grabados en lo más alto de la historia del rock.