La puerta de la lujosa casa que tienen Tamara Alves y Patricio Toranzo en la zona norte de Buenos Aires se abre lentamente. Giuliana, ayudada por su madre, la empuja para recibir a CARAS. Unos metros más atrás, el talentoso jugador de fútbol de Huracán aparece en escena con una ojota amarilla y su pie izquierdo vendado. Sonriente y de muy buen ánimo saluda. No usa más muletas ya que puede apoyar su pie en el piso y se anima a hacerlo con fuerza. Si quiere también ya puede calzarse una zapatilla. La pesadilla comenzó a terminar.
A mediados de febrero un micro que transportaba al plantel del "Globo" volcó en Venezuela cuando iba a alta velocidad y Toranzo resultó uno de los más afectados. Para salvar su vida tuvo que sacar con fuerza su pierna izquierda que había quedado atrapada entre los hierros. Fue en ese momento que se lastimó gravemente la primera falange de los tres dedos del medio. Tuvieron que internarlo de urgencia y terminar amputándoselas. El proceso de recuperación fue duro pero gracias a su carácter y templanza, y al apoyo incodicional de su esposa, hoy está a tan sólo tres meses de volver a jugar.
“¡No me podía permitir morir! ¡No podía permitirme dejar sola a mi familia! Sabía que eso no iba a suceder, por eso mi familia me salvó la vida. El micro iba a 160 kilómetros por hora sin poder frenar y la única forma que tenía de hacerlo, era chocando. Ibamos a una muerte segura”, relata Toranzo mientras Tamara sufre el relato de su esposo al recordar ese momento.
Luego del accidente todo cambió para la familia; hubo que explicarle a Giuliana que “papá está lastimado y no puede correr de un lado a otro”. “Tami” se puso la familia al hombro y hasta armó un dormitorio para su marido en la planta baja de su casa, ya que la suite matrimonial está en el primer piso. Con todas sus fuerzas al servicio de su marido, Tamara bajó una cama, colocó la playstation de “Pato”, el led TV y hasta un equipo de música frente a ella para que el jugador esté lo más cómodo posible. “Cuando pasó lo del accidente lo primero que escuché fue que mi marido había muerto. Fueron muchas las horas que transcurrieron hasta que me pudieron comunicar con él y allí enterarme que estaba vivo. Dentro de la desgracia tengo que agradecer de tenerlo hoy a mi lado. Todas las noches rezo. Doy las gracias a Dios porque Pato está vivo y acá con su familia”, concluyó Tamara.