Después de la comentada renuncia, deja atrás su seria investidura y se anima a más. "Desde el llano", Norberto Oyarbide muestra otra faceta de su personalidad. Aquella que lo acerca al arte: la música -tanto el canto como los instrumentos y el baile- es una de sus pasiones.
—¿Desde siempre le gustó el baile?
—Me encanta el arte en general, algo interpreto en el piano, en la guitarra, me gusta cantar y todo lo que venga conectado con el arte le hace muy bien a mi cuerpo, pero enoja a muchas personas. El Norberto que estaba en el Poder Judicial y el Norberto que hoy está disfrutando por primera vez de la vida, sin acartonamientos, está muy feliz de actuar del modo en que lo hace y de poder expresarse del modo en que lo hace, conjugando siempre la verdad, el optimismo y la alegría, que es lo que realmente sana. Y lo que enferma a mucha gente y trae un altísimo nivel de estrés es la falta de deseo, de esa pulsión. Muchos estaban esperando que terminara en alguna cochería fúnebre yendo a Jardín de Paz a hacerle compañía a mi madre, pero creo que por ahora eso no va a ocurrir, excepto que Dios disponga lo contrario.
—¿Es cierto que lo llamó Marcelo Tinelli?
—Es verdad, me llamó hace 48 horas para vernos. En tres oportunidades al celular de Claudio Blanco, que todo el mundo sabe que es la persona que me acompaña en la vida. Sé que está a punto de estallar por todas las pantallas, su programa que va a ser tan exitoso como todos los años. Me llamó y no es la primera vez que lo hace.
—El año pasado le ofreció ser una suerte de Corte Suprema del Bailando por un sueño...
—No para bailar sino para cumplir un rol más ejecutivo en toda la cuestión que tiene que ver con la elección o eliminación de las personas que participan. Cuando se producían ciertas rencillas que rozaban con la cuestión personalísima de los integrantes, ese iba a ser el momento de mi actuación, según me explicó el señor Tinelli, a quien respeto y quiero mucho. Una especie de Corte Suprema, es un show off que se hace con mucha estética para divertir a la gente, así que esto formaría parte también. Yo trataría de hacerlo del modo más exquisito y formal, tratando también de aportar desde el Derecho una enseñanza y una sabiduaría que creo que no viene para nada mal.
—¿Se puede aplicar el Derecho a un certamen así?
—Por supuesto, nuestra Constitución es la que resguarda la intimidad de las personas. Las acciones privadas de los hombres solamente están reservadas a Dios. Lo que ocurre es que allí se tomó otra modalidad que era mostrar como fotografiado el interior de las personas, y eso hay que resguardarlo.
—Tinelli habrá visto su video Bailando, ¿no le ofreció ser un participante más del certamen?
—Lo mencionó, me dijo que le gustó y le resultó muy simpático, pero el foco lo hizo sobre la urgencia que tenía de dialogar conmigo. Todavía no me reuní.
—¿Aceptaría bailar?
—No, hay gente que lo hace estupendamente bien. Yo soy desenfadado y me parece que transmito un poco de alegría. Aunque me parece que si el señor Presidente bailó el día en que fue elegido por todos nosotros en Casa de Gobierno, ¿por qué no voy a bailar yo? Dime dónde está la regla escrita, ¿a quién yo lastimo bailando? Podrán decirme que bailo bien o que bailo mal, pero yo no ofendo a nadie. No estoy traficando estupefacientes, no estoy matando o golpeando, no hay violencia de género, tal vez un poquito de violencia para los ojos del que no le guste demasiado. (Risas)
—¿Qué opina del actual presidente como bailarín?
—Y, estoy en condiciones yo de ser su profesor. Se va agotando la nota, ¿no?
—Todavía continúa... ¿Aceptaría ser un Juez del Bailando?
—Como un eventual Juez, cumpliendo una misión de ese tenor, como un (Ricardo) Lorenzetti (presidente de la Corte Suprema) del Bailando.
—¿Estudió baile?
—El baile es algo natural, lo señalo porque mi padre era profesor de guitarra. La persona que interprete bien un instrumento es porque tiene y sabe dividir los compases, es decir, no confunde un vals con una chacarera. Hice estudios pequeños, tap con Alberto Agüero. Hace muchos años, estoy hablando de la prehistoria, en épocas cuando en la calle Talcahuano, entre Santa Fe y Marcelo T. De Alvear, en el gimnasio Fitness, cuya imagen era Pancho Ibañez, una las profesoras me dio un cupo para participar. Fui uno de sus primeros alumnos y, cuando Madonna vino a Buenos Aires, se la llevó como su profesora especial. Sé que continúa siendo su profesora. No es poca cosa.
—En esos sueños relegados por su función de Juez, ¿le gustaría protagonizar una comedia musical?
—Me han propuesto algo para Córdoba, ¿puede ser?
—¿Para la temporada de Villa Carlos Paz?
—Exacto. Me llegaron propuestas porque la gente piensa mucho en la “rosa mosqueta”, en el dinero, entonces alguien que pueda atraer gente les resulta interesante, al menos para ser analizado, claro que he recibido llamados, dos puntualmente. Uno de parte de un amigo mío que lo adoro, que fue el representante de los más grandes artistas de la Argentina, Darío Arellano. El me dijo que va a realizar el espectáculo más caro y más lujoso de Córdoba y quiere que yo esté allí, porque su señoría canta y baila...
—¿También canta? Es otra faceta oculta...
—No tengo vergüenza de subirme a un escenario y cantar con... qué pena que Frank Sinatra se murió porque era uno de mis ídolos. Me encantaría subirme al escenario con Ricardo Montaner, con Andrés Calamaro, con glorias, gente muy importante. Tengo muchos referentes dentro del arte y de la música. Me gusta el grupo Cat Stevens, por supuesto The Beatles, Paul McCartney, la música en general. También me gusta el tango y lo canto, opinan los conocedores, bastante bien.
—¿Qué tango interpreta mejor?
—“La última curda”; “Nostalgias” es otro de mis tangos preferidos, y “Pinta” también es un buen cuadro del tanguero nostalgioso, romántico.